El uso de lugares públicos con acceso a Internet evidenció en los últimos diez meses un crecimiento explosivo. Cada vez son más los internautas que pueblan cibercafés, locutorios o telecentros con el objetivo de acariciar un mouse y sumergirse en un sinnúmero de páginas web. Si bien en un primer momento el auge de las conexiones a Internet se dio de manera domiciliaria, ese fenómeno se detuvo en diciembre pasado, al compás de la situación económica y de las restricciones de acceso a los ahorros impuestas desde el gobierno.
Según explicó el analista Enrique Carrier, "el mercado domiciliario de Internet está planchado desde diciembre, ni creció ni cayó". Es más, el profesional estimó que la masa de internautas en el país "está en las 3,5 millones de personas", de las cuales más de la mitad se conecta desde el hogar.
Pero paralelamente, uno de los fenómenos que se incrementó en los últimos 10 meses en Argentina es el uso de los lugares de acceso público como cibercafés, locutorios o telecentros. Es más, en algunos de estos comercios la cantidad de ordenadores ya es similar al de los aparatos telefónicos.
Otra de las modalidades que también viene en franco crecimiento es la aparición de locales dedicados exclusivamente a juegos en línea.
Estas casas apuntan especialmente a los adolescentes, que encuentran en el local una propuesta de diversión con una alta exigencia tecnológica.
Radiografías de los cíber públicos
Las edades de los consumidores es variada, pero básicamente se trata de gente joven que dejó de pagar el servicio de su hogar y recurre a estos nuevos sitios públicos. El chat (charla) apasiona. Sirve sólo para intercambiar opiniones con fans de todo tipo alrededor del mundo sin siquiera conocerse jamás y, a la vez, esconde un método de establecer relaciones mucho más profundas que llegarán a fondo.
Los fanáticos más chicos son habitué durante la tarde y "hablan al pedo" con amigos, tal cual lo describe Pablo, empleado del negocio del rubro más grande de Rosario, de Sarmiento al 700, donde hay 30 máquinas.
En ese horario van y vienen clientes en forma asombrosa: decenas en pocos minutos, según pudo comprobar La Capital. Esta situación se origina en la posibilidad de fraccionar el pago: por ejemplo, los 15 minutos cuestan 25 centavos.
"Casi todos están en la misma", agregó el empleado. Exploran las páginas más conocidas como Hotmail, Yahoo y los mensajeros (Messenger), correos electrónicos más directos y rápidos.
Pero hay más, mucha gente utiliza este medio para contactarse con parientes y amigos que tuvieron que irse del país. En este sentido, Estados Unidos, España e Italia marchan al frente.
Navegar con la idea de estudiar o investigar está reservado para unos pocos, que lo hacen generalmente en los locutorios donde la tarifa es más cara, a razón de dos pesos la hora, quizás con la intención de mantener otro nivel de gente y porque el precio se debe a una sugerencia de las telefónicas.
En una Argentina golpeada por la desocupación, buscar trabajo y becas en el exterior a través de Internet también suele ser moneda corriente. No es fácil distinguir quiénes lo hacen. Tal vez jóvenes, pero esto también es patrimonio de desocupados de edad un poco más avanzada.
Los cibernautas reconocen su interés frecuente por la web. Natalia tiene 21 años y estudia profesorado de inglés. Dice que le gusta navegar por navegar y eso en su vida es un hecho consuetudinario. "Vengo porque quiero, a distenderme y a revisar el correo", dijo sobre lo que para ella se convirtió en un pasatiempo: el mismo hobby de miles de rosarinos.