"Entran a chatear y a la media hora les suena el celular. Conocieron a alguien y es hora de encontrarse". La frase del propietario de un cíber, comercios que ofrecen la posibilidad de ingresar a Internet por un peso la hora, grafica el submundo de los amantes de los contactos a través de la web. Generar nuevas relaciones es la consigna de quienes integran la mayor parte del público que acude seguido (muy seguido) a estos cada vez más difundidos negocios. La noche es el horario de las brujas. Cerca de las 24, hay treintañeros y cuarentones que visitan páginas dedicadas especialmente a los contactos con mujeres y hombres que se ofrecen afectivamente. La cosa va mucho más allá de una charla. Y el efecto deseado se logra rápido. A la media hora del ida y vuelta vía pantalla, ya suenan algunos celulares. "Sabemos por qué se producen los llamados", dijo Rodolfo, propietario de un cíber. Los empleados de estos locales saben cómo es su clientela, y a veces actúan como psicólogos o confesores. Escuchan sus problemas, aconsejan, recomiendan. Y terminan siendo testigos de las situaciones más diversas. "Creo que esta gente tiene problemas para relacionarse, por eso se esconde detrás de una pantalla y cambia de identidad", cuenta Sebastián desde el local de Sarmiento y Santa Fe. Muchos adeptos tienden a ocultarse, pero les resulta difícil en medio de un negocio colmado de gente. "Siempre viene una chica que navega en una página sobre sexo. Frecuentemente se pone nerviosa, se enoja con todos y, al irse, apaga la máquina como para no dejar huellas", cuenta.
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