La movida antipartidaria que se registra a lo largo del país (las elecciones en Bariloche fueron un ejemplo) comienza a hacer sentir sus efectos en el interior santafesino. En numerosas localidades comienza a surgir un fenómeno que, pese a ser anticipado por algunos politólogos, aún no es merituado en su justo término por la dirigencia tradicional: el crecimiento de las agrupaciones vecinales. "Es un fenómeno que se está devorando a la democracia progresista pero que también podría hacernos daño a los partidos mayoritarios", admitió a La Capital un funcionario de la Casa Gris. "En las pequeñas poblaciones las reuniones políticas son cosa de todos los días, la gente quiere participar e involucrarse en la cosa pública. Y encontró en los partidos vecinales un canal para vehiculizar esa intención", resumió la fuente.
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