Desde que debutó en la primera de Central de la mano de Daniel Teglia, el defensor Leonardo Talamonti ha cumplido buenas actuaciones, al punto de ratificar su titularidad desde la llegada del Flaco Menotti a la dirección técnica del primer equipo canalla. Sobrio, seguro y con una gran fuerza y concentración para anticipar la jugada o ganar en cada cruce, el Oveja Talamonti deja bien en alto a Alvarez, su pueblo natal, y ratifica sus condiciones en cada partido de este equipo que pelea por mejorar el promedio. Sin embargo, el pibe todavía no puede sacarse de encima la bronca por la derrota que sufrió el equipo contra River, en el último partido del torneo Apertura que concluyó el domingo. "Sí, creo que terminé bastante bien, pero no me puedo sacar de encima ese sabor amargo por haber perdido y terminado en una mala posición", resume Talamonti, con la misma seguridad con la que sale a cruzar a los costados. -Contra River fue un partido raro, que también pudieron haber ganado. -Sí, yo no lo vi tan raro porque tuvimos posibilidades como para empatar, pero no se dio. Creo que ellos tuvieron un poquito de la suerte del campeón. -¿Cuando empataron en dos minutos pensaste que podían ganar? -Sí, con mis compañeros teníamos una motivación terrible, pero llegó ese penal que pareció fuera del partido porque ellos no estaban llegando. -Ahora habrá que mejorar en el torneo que viene. -Sí, ahora tenemos que ponernos todas las pilas en el torneo que viene para sumar puntos y tratar de salir adelante. -¿Cómo ves el próximo torneo, en el que comienzan con el promedio más bajo de los que dividen por tres? -Tenemos que jugar como lo estábamos haciendo y tratar de sacar la mayor cantidad de puntos posibles para darle alegría a la gente y para estar bien anímicamente nosotros. -¿Le pagaron un asado al plantel con el Oreja Papa cuando cobraron los primeros premios? -No, porque siempre comíamos en Palos Verdes y decíamos que la carne de Rosario es horrible, entonces les había prometido invitarlos a comer a mi casa y con el Oreja pagamos un lechón cada uno y vinieron todos a Alvarez.
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