Caracas. - Al cumplirse un mes del intento de golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez, los venezolanos siguen escuchando numerosos llamados al diálogo, pero han visto pocos hechos concretos del esperado cambio de rumbo del gobierno. Hace un mes una marcha estimada en más de 300.000 personas avanzó hacia la sede del gobierno para exigir la denuncia de Chávez, pero a dos cuadras del lugar fue recibida a tiros, en lo que fue un cruento episodio de la "revolución pacífica y democrática" promovida por el presidente. Horas después del tiroteo, Chávez fue detenido por varias horas por un grupo de generales rebeldes que lo acusaban de haber conducido al país al borde del abismo. Aunque Chávez retornó al poder el 14 de abril, ha tenido que dedicar mucho de su tiempo a reformular la estructura de poder de la fuerza armada con gente leal, una tarea que no ha resultada fácil.
Del lado civil, la oposición apenas se recupera de la frustración del fugaz gobierno provisional del empresario Pedro Carmona y el retorno aparentemente triunfante de Chávez, quien capitalizó los sucesos recuperando parte de su popularidad perdida. En el último mes, Chávez ha cambiado el tono de su discurso, hizo constantes llamados al diálogo y a la reconciliación y realizó cambios parciales en su gabinete.
Lo que ha avanzado muy poco es la investigación de las muertes ocurridas entre el 11 de abril y el 14 de abril, alrededor de 60, en medio de un debate político en el Congreso que antes de acercarse a la verdad pareciera alejarse por las pugnas entre oficialismo y oposición. Una "Comisión de la Verdad", aprobada por el Congreso para esclarecer los hechos, no se ha podido todavía instalar por la sospecha de dirigentes de derechos humanos de que no tendrá la independencia necesaria.
Antes del 11 de abril, Chávez había enfrentado abiertamente a todas las instituciones del país que mostraban alguna disidencia o molestia por su forma de gobernar. Uno a uno fustigó a la Iglesia Católica, a los empresarios, los sindicalistas, los partidos de oposición, hasta que chocó con una dura resistencia de los gerentes de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), que condujeron una rebelión civil que culminó con los hechos de hace un mes.
Chávez optó por colocar en la presidencia de PDVSA al actual secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Alí Rodríguez, lo que calmó la protesta de los gerentes petroleros. Sin embargo, la oposición ha considerado insuficientes los cambios en el gabinete, que los considera necesarios para probar la verdadera voluntad del presidente de rectificar su línea.
¿No hay crisis política?
El experto constitucionalista Asdrúbal Aguiar dijo que el mandatario no tiene ningún deseo de rectificarse, ya que considera que no hay una crisis política y sólo consideró necesario cambios en el área económica. "Cree que en el aspecto político no hay nada que rectificar y por eso deja a José Vicente Rangel (vicepresidente), Diosdado Cabello (ministro del Interior) y Rafael Vargas (secretario de la presidencia). Para él, lo que hay es un problema, que es económico", indicó. Chávez había removido el domingo último al ministro de Planificación, Jorge Giordani, un amigo de fuerte influencia en el gabinete. Los cambios en la fuerza armada han sido más complicados y hay signos de desagrado en algunas guarniciones, mientras los generales rebeldes siguen un lento encausamiento.
Opositores y partidarios de Chávez recordarán los sucesos del 11 de abril con marchas y concentraciones, confirmando la aguda polarización de la sociedad venezolana provocada por la "revolución bolivariana". (DPA)
La Ciudad
