| | Mercado: Política monetaria de aguante
| Salvador Di Stefano
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) instauró una política monetaria de aguante para los próximos 15 días, que difícilmente tenga éxito si no se procede a realizar en forma inmediata una reforma estructural del Estado, pasando de déficit a superávit presupuestario. El BCRA esta realizando una política monetaria expansiva y contractiva al mismo tiempo, comprando un tiempo que inexorablemente se termina. Por un lado, el BCRA emite pesos para financiar los déficit presupuestarios del Estado, ya que éste no tiene posibilidad de financiarse vía créditos. También, por este mecanismo, asiste a las entidades financieras con problemas de liquidez, ya que luego de la reforma de la carta orgánica se ha constituido en prestamista de última instancia. En ambos casos la política es expansiva. Por otro lado, el BCRA realiza una política contractiva emitiendo letras que tratan de secar la plaza de pesos y vende dólares en el mercado. En ambos casos los resultados son muy negativos, ya que cuando emite letras debe pagar una tasa de interés muy elevada, que termina impactando en el déficit de caja del Banco Central, y luego en el déficit público, potenciando la emisión en una carrera de nunca acabar. Además, la venta de dólares en el mercado para contener el precio de la divisa americana también tiene un tiempo limite, ya que en algún momento las reservas se terminan y hay que abandonar la política de intervención. Si en el interín el gobierno realiza las reformas estructurales que le permitan obtener superávit presupuestario, no tendrá déficit, y por ende no tendrá que emitir. Por lo tanto, no se verá obligado a colocar letras o vender dólares y ante ese escenario todo volvería a la normalidad. Si en dicho lapso el gobierno no realiza las reformas estructurales y sigue teniendo déficit, la política que llevó adelante no hizo más que dejar al BCRA con pocas reservas. Y como aumenta el riesgo, nadie le renueva las letras y por ende debe cancelarlas con reservas líquidas y disponibles, dejando sus arcas en niveles tan bajos que debe abandonar todo tipo de intervención. En este escenario el dólar a 3,35 pesos es un precio muy bajo, ya que si el gobierno realiza las reformas estructurales con éxito (algo que pocos creen) seguirá en dicho nivel o algo más abajo. Pero si las reformas estructurales no se materializan y el BCRA sigue perdiendo reservas, en algún momento el precio del dólar ajustará en un solo acto, y el nuevo valor será muy elevado. Por otra parte, no hemos incorporado en el análisis la posibilidad de que el día 15 de mayo el gobierno se decida a cumplir sus compromisos con los organismos financieros internacionales. Si eso ocurre debería abonar como mínimo 800 millones de dólares y para ponerse al día con 500 adicionales. Como no tenemos crédito externo, ese dinero deberá salir de las reservas, por lo que la posibilidad de abandonar la política de intervención está más cerca de concretarse. Otra alternativa sería seguir con la política de intervención en el mercado, no pagarle a los organismos financieros internacionales y caer también en cesación de pagos con estos acreedores. El gobierno trata de comprar tiempo para poder dar respuestas a una crisis que ni siquiera sabe interpretar, ya que para salir adelante necesitamos que nos coloquen con una mejor calificación. Para ello necesitamos dos cosas: acordar con el FMI y comenzar a pagar la deuda externa. Con respecto al pago de la deuda, podría realizarse un pago simbólico de 100 millones de dólares, un gesto para que vean que deseamos pagar, y pactar un cronograma de pagos desde el año 2003 en adelante con quita de capital y baja de intereses. Esto nos devolvería el crédito internacional. A partir de allí deberíamos encarar una profunda reforma del Estado que nos lleve a tener superávit presupuestario y restablecer el sistema de pagos en la economía, solucionando el problema financiero y mostrando reglas de juego claras que le permitan a las entidades locales recibir fondos de sus casas matrices. De no realizarse ninguna de estas tareas, la salida no existe y el precio actual del dólar es una mera ficción, al igual que esta política de aguante.
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