Año CXXXV
 Nº 49.476
Rosario,
domingo  12 de
mayo de 2002
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Análisis político
Con los laureles marchitos

Jorge Sansó de la Madrid / La Capital

Incertezas. Esto es todo, se diría, cuanto hoy cimenta lo que alguna vez fue el dignísimo trono que abrieron las Provincias Unidas del Sur. Y ante el cual siempre aspiramos a que los libres del mundo respondan a la salud del gran pueblo argentino.
Pero hoy no se puede pregonar ante los demás pueblos que la noble igualdad está entronizada en esta sociedad. Entre otras razones porque las demás naciones no lo creen y porque sería, al margen de cualquier consideración de la índole que fuere, difícil hacerlo cuando las cifras oficiales denuncian que casi la mitad de la población vive hoy en la pobreza, en un país que no es pobre. O, en todo caso, no debería serlo.
"Los argentinos tenemos una adicción que ha sido gastar mucho más de lo que podemos. En los últimos años hemos pedido alegremente plata a organismos internacionales, a bancos, sin tomar en cuenta siquiera las tasas de interés que nos cobraban, pensando que de alguna manera mágica y como Dios es argentino eso se iba a poder pagar. Hoy, con los pies en la realidad, estamos fuera del mundo por haber incumplido nuestras obligaciones y estamos pagando las duras consecuencias de ello", dijo ayer en San Francisco el gobernador de Córdoba. Junto a Juan Manuel de la Sota, el santafesino Carlos Reutemann asentía prestando acuerdo. Aunque fue necesario que se lo preguntaran para que el Lole esbozara su "sensación" de que "todos somos un poco responsables de lo que ha acontecido en el país" en referencia a quienes han integrado todos estos años las clases dirigentes argentinas.
Pero no sólo de la equidad e igualdad ha abdicado la Argentina, porque mientras el atraso y la miseria campeen en su geografía será un pueblo al que nadie respetará. No ya por no haber podido conseguir superarse sino por haber logrado hundirse. Hasta su grito sagrado ha relativizado este país y entre sus fronteras nadie se siente viviendo coronado de gloria. Mucho menos en la gloria. Basta ver lo que nos pasa, allí donde sea que posemos la primera mirada. En medio de la desesperación que cunde en los hospitales santafesinos que lleva al ministro de Salud, Carlos Parola, a vivir al borde del ataque de nervios y a presentar su renuncia al cargo cada vez con mayor insistencia para que se la acepten, el presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Hammerly, y la totalidad de los miembros de ese cuerpo se vieron obligados a destinar fondos de su presupuesto para que se compren medicamentos.

Entre los hechos y las palabras
En tanto, la unidad de las provincias argentinas en cuanto al concurso de un proyecto nacional suena no pocas veces como una entelequia. Los esfuerzos de camaradería y cohesión exhibidos por los gobernadores de Santa Fe y Córdoba bien podrían palidecer ante el enojo que exhibía el ministro de Hacienda, Juan Carlos Mercier, el viernes frente al televisor. "Estos quieren seguir la joda. Dicen que van a reducir el déficit pero no están dispuestos a hacerlo. Siguen emitiendo", cuentan que se indignó. La pantalla mostraba a De la Sota firmando con el presidente Eduardo Duhalde el nuevo pacto fiscal, mientras se explicaba que en la provincia mediterránea se "emitirían 700 millones de bonos para pagar a los acreedores".
Mercier está con la sangre en ebullición porque el gobierno nacional lo está convirtiendo en una víctima de lo que el ministro consideraba hasta hace poco una victoria casi personal: haber convencido al FMI para que abandone la idea de englobar en una cifra única el déficit de las provincias y exigir ajuste indiscriminado en consecuencia, y en cambio presiona al gobierno nacional para que negocie de manera individual conforme la realidad de cada una. El último pacto firmado antes de los catorce puntos estipulaba en sus artículos 8 y 9 que aquellas provincias que iban a refinanciar sus deudas debían producir un ajuste del 60 por ciento.
Básicamente esto es lo que ahora está exigiendo el FMI y buscando el gobierno. Pero Santa Fe, que no refinanciará sus deudas, reclama un trato diferencial. Otras condiciones. La cronología cuenta por horas los llamados telefónicos entre la Casa Gris y Buenos Aires, las idas y venidas de notas y faxes, los viajes... el calvario de indiferencia y engaño que estaría viviendo el ministro.
En la Rosada o en el Ministerio de Economía, donde aseguran a quienes los quieran oír que "tenemos que preservarlo al Lole porque es el único que nos queda", se irritan no bien los funcionarios santafesinos insisten con un acuerdo a medida de una provincia menos endeudada que Buenos Aires o Córdoba, sin bonos y casi sin riesgo de un colapso financiero definitivo. "Y por qué son tan diferentes ustedes, que no pueden firmar", fue la ironía que escuchó Mercier recientemente de boca de un funcionario económico nacional.
En el entorno del gobernador Reutemann se lamentan -de hecho él mismo lo hace en sus declaraciones públicas, aunque más moderadamente- de que "todos estos bandidos y ladrones se están cubriendo de los desaguisados que han hecho durante años. Resulta que ahora nosotros irritamos por el simple hecho de que hemos hecho las cosas medianamente bien y en lugar de ser ejemplo, los terminamos poniendo en evidencia y buscan aislarnos".
Y no es sólo desde la faz económica el prisma con que leen en Santa Fe la supuesta desconsideración nacional. Si Reutemann fuera finalmente candidato a presidente, saben que buscará diferenciarse de todos y que no les resultará fácil acordar con él. "Por qué piensan que el Lole cierra los oídos a los cantos de sirena. Porque esos, mientras buscan seducirlo con palabras amables y loas exageradas, buscan condicionarlo. De hecho, a Santa Fe le deben 390 millones de pesos y no le pagan". Por ello es que, afirman, Reutemann busca curarse en salud. "No hay que olvidar que (Carlos) Menem ayudó a (Fernando) De la Rúa a ganar las elecciones boicoteando las chances del candidato de su partido. El antecedente está bien fresquito y quien lo sufrió fue Duhalde".
Este tironeo llevó a que Reutemann decidiera la difusión de la carta que recibió hace menos de una semana de la directora del Banco Mundial, Myrna Alexander. Más allá de considerar "sumamente positiva" la ejecución del programa de reformas en la provincia y "felicitar sinceramente estos esfuerzos", como tanto se difundido en estas últimas horas, la carta en sí no es una buena noticia para la administración santafesina. Alexander le mandó un caramelo a Reutemann, pero le cerró el quiosco. Es decir, lo felicita pero no le enviará los restantes desembolsos del crédito blando que por 330 millones le concediera el Banco Mundial a la provincia.
De allí que la Casa Gris hizo como si se alegrara igual sólo con el "muy bien 10 felicitado", y difundiera la nota: "Pensamos que Santa Fe está mostrando al país la importancia de mantener las cuentas fiscales bajo control con un programa de reforma para mejorar la eficiencia, equidad y calidad de los servicios públicos, particularmente en beneficio de los pobres", dice la misiva. Si en el gobierno nacional buscan aislar a la provincia por estar mejor que otras, pues bien, exhibamos el reconocimiento que nos hacen en otros lados. Si no fuera porque sería incorrecto hasta daría a pensar que las excelentes relaciones que tiene la Casa Gris con el Banco Mundial (y Reutemann con Alexander) podrían haber movido a que la funcionaria del organismo escribiera exactamente lo que el gobierno provincial quería, además de la plata que le envió.
Eso es el segundo párrafo de la nota. "Como hemos señalado anteriormente -dice- una de las condiciones esenciales para permitir el desembolso del segundo tramo del préstamo es que la Nación haya llegado a un acuerdo con el Fondo Monetario sobre el programa macroeconómico y que la provincia a su vez llegue a un acuerdo con la Nación a fin de participar en el cumplimiento de dicho programa". En otras palabras, la provincia de Santa Fe es víctima de la impericia del gobierno nacional, que todavía no consiguió el acuerdo con el Fondo y por ende no ha podido cobrar parte de un crédito que consiguió por méritos propios.
Sucede que el acuerdo con el Fondo no llegará nunca. No el acuerdo salvador por el que clama Duhalde. Los desembolsos que el organismo pudiera realizar serán exclusivamente para asegurar el pago de algunos compromisos exteriores. Esto, que se comenta en todo el mundo, sería lo que lleva al gobierno a un hablar y un hacer discoordinados entre sí. Mientras dice buscar el acuerdo está convencido de que difícilmente lo logre y actúa en consecuencia de esta última variable. En otras palabras, es por esto por lo que despotrica Mercier.
Pero paralelamente el ministro le ha dicho a la Nación que Santa Fe no firmará el acuerdo para reducir su déficit en un 60 por ciento como hizo Córdoba el viernes. Quiere otro acuerdo. Sabe que tarde o temprano tendrá que firmar y espera para entonces haber conseguido algo de sus pretensiones. Lo que se traduce en menos ajuste en la provincia y más fondos nacionales.

Igual que en la escuela
A Santa Fe le sucede lo que a los niños muy estudiosos o confidentes de su maestra: los que no lo son y les cuesta estudiar o no les gusta hacerlo sienten rabia, rencor con quien demuestra que se puede, dejando en evidencia su desidia, y quieren vengarse. El daño menor es hacerle un vacío. Acaso no parece un escolar aplicado Reutemann cuando pucherea que en este país parece que se premia a los que hacen mal las cosas. De todos modos, sabe que mientras mantenga la expectativa de que podría llegar a ser el candidato del peronismo, no se atreverán a mucho más. Al menos eso esperan en la Casa Gris, donde se preocupan más por monitorear las operaciones políticas que le hacen el gobierno u otros sectores del peronismo que las de la oposición.
En tanto todo esto acontece, el gobierno dice alentar una mejoría a partir de un acuerdo con el Fondo que sabe que no va a llegar. Y los gobernadores, como ayer Reutemann y De la Sota en San Francisco, anhelan que Duhalde dure hasta septiembre del 2003 mientras abrigan todas las dudas de que ello sea posible. El Banco Mundial por su parte es muy revelador respecto de lo que en ese ámbito se piensa del futuro argentino, lo que no difiere mucho de lo que piensan en casi todos lados. "Sería poco realista pensar que la situación argentina podría mejorar lo suficiente en el corto plazo".
Así es como está la Argentina. Ciertamente que el FMI y los gobiernos extranjeros están siendo descorteses y poco considerados con sus expresiones públicas. Y que las mismas en otra Nación herirían el orgullo nacional, pero en el nuestro lo han pisoteado primero los gobiernos argentinos. O, para ser justos, quienes han dirigido y decidido en la Argentina. Es verosímil que quieran aprovecharse para hacer negocios llevándose la parte del león. Siempre fue así, la voracidad de los capitales no es ajena ni desconocida pero los que debían generar mecanismos para defenderse del saqueo eran los dirigentes argentinos. En cambio, prefirieron ellos saquear su propio país. Hoy los acreedores vienen por los restos. Es horrible y lo será peor todavía. Sin desarrollo, igualdad y educación, un pueblo como tal siempre será humillado y explotado.
Si alguien considera que la Nación está en un momento refundacional, quizá no se equivoque. Tal vez mañana podamos cantar el himno henchidos de emoción. Sólo si ahora nos propusiéramos conseguir laureles algo más eternos que los que acaban de marchitarse.



(Ilustración: Chachi Verona)
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