Año CXXXV
 Nº 49.476
Rosario,
domingo  12 de
mayo de 2002
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Santiago del Estero: Fiesta en Mailín

En estos días los santiagueños se prepararon para vivir su gran fiesta religiosa y popular, la del Señor de Mailín, que hoy reunirá a unos 100 mil fieles en un pequeño poblado y alrededor de un viejo algarrobo, donde esta devoción comenzó a fines del siglo XVIII.
El nombre de Mailín es un vocablo quichua que significa "estanque con manantial", que se dice proviene de la tribu de los vilelas. Este año, como ya es tradicional, los peregrinos llegarán a cumplir promesas y a pedirle protección al cristo pintado en la cruz de madera.
La misma cruz que a fines del siglo XVIII un grupo de lugareños encontró en el hueco del algarrobo, convertido ahora en santuario. Según el relato de ese hallazgo los hombres se acercaron atraídos por la luz que irradiaba la imagen. Pero cuando decidieron llevarla a la casa del vecino Juan Serrano, a pesar de su poco peso y escaso tamaño, vanos fueron los esfuerzos por cargarla. La imagen se había enraizado en ese lugar.
Entonces, los hombres construyeron allí una pequeña ermita y el pueblo inició una veneración que creció tanto que llegó a la región y también a Paraguay y Brasil.
En esta celebración, cuando los fieles rodean con miles de velas encendidas el árbol añoso, el pueblo muestra en una feria que la crisis ha ido mermando, desde artesanías en cuero y piezas de platería hasta flores de papel, chanfainas con chipaco y las mantas y ponchos que tejen las teleras de Sumampa.
Cuando anochece la música comienza a sonar muy alto en las carpas y el baile convoca hasta la madrugada. De cada misa los alto parlantes acercan el sonido monótono de los sermones, mezclando lo sagrado y lo profano, en esta fiesta tan religiosa como popular.
Es el momento de las bailantas y de improvisar lugares para los juegos de azar. Durante una semana los peregrinos se adueñan de la pequeña villa, instalando carpas en los espacios verdes y acomodándose en albergues familiares.
Este año, luego de la misa central que oficiará el obispo Juan Maccarone, se hará la tradicional procesión. Unos 270 agentes, la policía montada y la división canes realizarán el operativo de seguridad y prevención dispuesto por la policía provincial, en esta villa situada a 170 kilómetros de la capital santiagueña.
En los últimos años la gente llega sólo a pedir trabajo y fe, y los agentes pastorales no dudan en afirmar que la fiesta del Señor del Mailín se ha convertido en un termómetro social y espiritual.



Los peregrinos se reúnen alrededor del viejo algarrobo.
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