Ultimos apuntes de un proyecto que está por cumplir, satisfactoriamente por cierto, con la primera etapa. Central está agotando el Clausura con un repunte futbolístico y en los puntos que si bien no le dan la tranquilidad que cualquiera podría pretender para arrancar una nueva temporada, sugiere que la pelea por recuperar el terreno perdido ya no parece tan cuesta arriba como en el comienzo del torneo y hasta en el inicio de la era Menotti. Chacarita es el penúltimo examen del equipo canalla antes del epílogo y después llegará la tan mentada, ojalá también sustentada, refundación futbolística. Por entonces, es problema que el entrenador tenga mayores opciones a la hora de conformar el equipo y por ende la posibilidad de intentar plasmar en el campo de juego, con una mejor terminación, su estilo de juego. Chaca seguramente propondrá un encuentro abierto si se toma como referencia el estilo de José Omar Pastoriza y la carencia de urgencias de ambos por estos días puede armar un choque muy entretenido y de ida y vuelta. Pero no es una sentencia absoluta. Gran parte de la calidad del juego dependerá de la inspiración de los protagonistas; no sólo de la intención de los directores técnicos. Dos entrenadores canallas hasta la médula estarán frente a frente en San Martín para ir desgastando las últimas posturas del discretísimo torneo Clausura. Dos hinchadas íntimas, como pocas, se fundirán para reverdecer la poca clara historia de relaciones de las barras bravas del fútbol argentino. Todo parece preparado para una fiesta de Clausura. Con los beneficios que propone un partido de este tipo. Y también con las dudas que genera, justamente a partir de su categoría de casi entrenamiento; más allá de que a Central los tres puntos le resulten mucho más atractivos que a los funebreros. Esta tarde, desde las 15.30, Central tratará de cerrar su participación como visitante en un torneo que arrancó como para transformarse en una película de terror y terminó siendo apenas de suspenso y con algunos síntomas de comedia. Quizás a los futbolistas no les intereses todos los ítems que unen a canallas y funebreros; es más, probablemente desconozcan la mayoría de las afinidades que se producirán esta tarde. Sería bueno. Ni más ni menos que una pequeña esperanza de que el partido sea lo más competitivo posible.
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