Miles de fieles del padre Ignacio Peries comenzaron a llegar a la madrugada de ayer al polideportivo de la Escuela Natividad del Señor para conseguir un turno que les permitirá recibir la bendición del sacerdote. Así, aunque estaba previsto que la entrega comenzara hoy, después de la misa de las 8.30, la masiva concurrencia hizo que el padre decidiera adelantarlo. Y al cierre de esta edición comenzó a entregar los preciados números.
Hombres, mujeres y chicos llegaron desde provincias como Entre Ríos, Misiones, Corrientes y Córdoba, y no fueron pocos los que pasaron la noche a la intemperie. Una vez más fueron la salud y el trabajo los motivos que los movilizaron a viajar cientos de kilómetros para conseguir su turno.
"El jueves a la noche llegaron los primeros, pero la gran masa de gente empezó a venir hoy (por ayer) a la madrugada", contó Alejandra, una de las colaboradoras del padre Ignacio.
El año pasado se entregaron unos cien mil números y también sucedió que algunos se mandaron la avivada de venderlos a cerca de 40 pesos. Por eso, esta vez se entregará un turno por persona y mucha gente tendrá que esperar hasta mayo del año próximo para ver al sacerdote.
Mientras intentaban controlar el ingreso de la gente al predio del polideportivo, los colaboradores del sacerdote indicaron ayer que "es necesario que la gente tenga paciencia porque organizadamente se van a evitar los inconvenientes".
Además, los colaboradores aseguraron que ya eran "cerca de 10 mil" las personas que estaban esperando. Los primeros 700 fieles ya estaban ubicados en la parroquia Natividad del Señor, mientras que el resto esperaba en los terrenos del polideportivo. Pero claro que no eran pocos los que seguían acercándose hasta el lugar y la cola alcanzaba las tres cuadras.
Estaba previsto que a medida que escuchara las misas (a las 8.30, a las 11 y a las 19.30), la gente recibiría su número. Pero la cantidad de fieles que se acercaron hizo que el sacerdote que dirige la Cruzada del Espíritu Santo decidiera comenzar a entregarlos ayer, antes de que finalizara el día.
Y como cada vez que se entregan los turnos, barrio Rucci se ve conmocionado por la llegada de los fieles. Pero también vendedores de todo tipo de comestibles ya estaban instalados anteayer por la tarde para no perderse el negocio y llevarse a casa "unas monedas".
Pero los fieles fueron preparados para todo: mate y galletitas, sillones para los más cansados y paraguas que resguardaron tanto de la lluvia como del sol.
Trabajo y salud
Las historias se repiten: son miles de personas que piden trabajo, buena salud y paz. Algunos van por primera vez, otros en cambio realizan esta peregrinación todos los años.
Nancy llegó de Leones, provincia de Córdoba, ayer a la mañana bien temprano. Hace 11 años que viaja a Rosario y asegura que la fe es lo que la moviliza. "Es que tengo problemas de salud y desde que vengo a ver al padre he notado muchos resultados", cuenta la mujer. Pero además asegura que "el respeto del sacerdote y de sus colaboradores para con la gente hace que uno se sienta contenido".
En cambio, María es la primera vez que viaja a Rosario para pedir su turno. "Yo tengo trabajo y quiero agradecer eso, pero voy a pedir por los desocupados y por la salud de todo el mundo", cuenta la mujer que llegó esta mañana desde la provincia de Entre Ríos.
Carlos es padre de familia y hace varios meses que está desocupado. Asegura que "la fe" lo moviliza para acercarse hasta la parroquia de barrio Rucci y pedir por un empleo. "Es que el padre es una persona muy especial. La fe y la paz que se encuentra en este lugar es impresionante", contó el hombre, mientras que la cola avanzaba de a poco.
"Es que ahora la gente viene a pedir a la Iglesia las cosas que ya no se le puede pedir a los políticos porque nunca dieron soluciones. Tanto el trabajo que no se encuentra, como rogar tener buena salud", dijo entre protestas Rubén, otro desocupado.
Así, las historias se repetían entre las familias enteras que estaban en el predio. Y todos esperan ansiosos el momento de regresar a sus casas con el papelito en la mano.