A los detectives de Homicidios les pareció extraño que Luis Raúl Abel Bauducco no quisiera llevar su auto a la jefatura de policía cuando fue citado a declarar tras la aparición del cadáver de su novia. El cuerpo de la chica había sido hallado un par de días antes en un camino rural de Ibarlucea: sólo llevaba puesta una bombacha y tenía un balazo en el mentón con las marcas inconfundibles que deja un disparo realizado desde muy corta distancia.
Los policías decidieron revisar el auto y hallaron manchas de sangre. A esa pista luego se sumaron otras y con el tiempo Bauducco se convirtió en sospechoso de asesinato. Ahora la Cámara Penal lo condenó a 8 años de prisión y a pagarle una indemnización a los padres de la víctima, a quienes dijo simplemente que se había ido.
Bauducco era el dueño de un bar que estaba en San Juan al 3000 y se llamaba Los Amigos. En el sótano de ese lugar vivía con Vanina Maña, una chica de 18 años a la que había conocido poco tiempo antes.
Versión falsa
Una tarde calurosa, en febrero de 1999, Bauducco se presentó ante la madre de Maña y dijo que ella había desaparecido después de una discusión entre ambos. Salieron a buscarla juntos, aunque sin éxito. Un peón rural la encontró la mañana siguiente y avisó a la policía.
Fue entonces cuando los detectives de la Brigada de Homicidios lo invitaron a ir con ellos, en su auto, a declarar lo que sabía. Enseguida sospecharon de él por su negativa a llevar el vehículo.
Acorralado por el hallazgo de las manchas de sangre, Bauducco contó una historia que a los policías les resultó increíble: aseguró que la chica manipulaba un revólver y que éste se disparó al caer al suelo. "¿Por qué no lo dijo en lugar de denunciar la desaparición?", le preguntaron entonces. Su respuesta resultó todavía menos creíble: "Tenía miedo de que me involucraran porque el revólver era mío y no estaba registrado", disparó.
A partir de ese momento la investigación se aceleró. El sospechoso dijo que las manchas de sangre pertenecían a Maña porque él mismo había trasladado el cadáver hasta Ibarlucea. También contó dónde escondió el arma, temeroso de que lo acusaran de una muerte que aún hoy insiste en presentar como el desenlace de un accidente: la había arrojado al arroyo Ludueña a la altura de un club de golf, en Fisherton.
Con el tiempo el juez de Instrucción Jorge Juárez lo procesó por homicidio, dos años más tarde el juez de Sentencia Ernesto Genesio lo encontró culpable. Pero Bauducco apeló y la Sala II de la Cámara Penal tuvo que revisar el fallo.
La sentencia definitiva salió esta semana y dice que Bauducco mató a Maña. Gran parte del fallo se basa en las propias declaraciones formuladas por el acusado, quien primero denunció la desaparición de la novia y luego, cuando se convirtió en único sospechoso, contó la historia del disparo accidental cuando la chica supuestamente manipulaba su arma.
Para el juez Ramón Teodoro Ríos, uno de los tres magistrados que intervino en la revisión de la sentencia, la versión es absolutamente "inverosímil" por la cantidad de indicios que implican al homicida.