Que a Eduardo Duhalde le cueste cada día más sostener su gestión, no es una novedad. Tampoco que muchos de los que lo respaldaron, hoy tomen una prudente distancia. El propio presidente lo reconoció sin medias tintas ayer:"Ante tantas medidas difíciles que se deben tomar, uno se va quedando un poco más solo". Duhalde también admitió ayer las agudas presiones internacionales a las que está sometido al afirmar que en esta etapa de su administración necesita "acuerdos parlamentarios que posibilitan sacar las leyes que nos exigen" no sólo los organismos financieros internacionales, "sino también Europa, Canadá y hasta Brasil". "En esta instancia -aseguró- me he sentido apoyado por la alianza que me ha elegido, pero por supuesto que ante medidas difíciles, uno se va quedando un poco más solo". Pero no sólo el apriete viene de afuera. Hugo Moyano ratificó el paro del martes (ver aparte) en un intento para que el gobierno deje de ser permeable a las presiones del FMI. Ante lo inevitable, Duhalde disparó: "Los dirigentes gremiales están en todo su derecho de convocar medidas de fuerza, lo que no parece (es) que la gente esté con ganas". Luego afirmó que "la solución" a los problemas de la Argentina "no vienen ni por cortar rutas ni por hacer paros". A pesar del esfuerzo de su gestión por ponerse en línea con el FMI, no dejó de criticar a la actual administración del organismo financiero internacional, a la que consideró "muy dura" hacia la Argentina. También señaló que funcionarios como Anne Krueger hacen declaraciones que "son injustificables". Al respecto, sostuvo que "hay expresiones (desde el FMI) que muchas veces molestan, son inoportunas, en un ambiente tan sensible como el bancario y financiero, y no vienen bien para nada", y agregó que "hoy hay que soportar, aguantar muchas cosas, no solamente internas, sino también externas". Duhalde estimó "razonable" el plazo de 30 ó 45 días calculado por el ministro de Economía, Roberto Lavagna, para que salga el acuerdo con el Fondo. También defendió a los senadores que votaron la derogación de la ley de subversión económica, al advertir que, de lo contrario, en todo este año no hubiese podido sancionarla, lo que haría malograr la posibilidad de un acuerdo con el FMI. Al defender la necesidad de un arreglo con el organismo multilateral, el presidente dijo que en el país hay dos posturas: la que estima que no hay que acordar y la que cree que sí. Sin dudar, se ubicó en ésta última al afirmar que "no sólo el FMI, es el mundo, los países europeos, escandinavos, Brasil, México y Canadá los que nos están incitando para que lleguemos a acuerdos con los organismos internacionales". En otro orden, sostuvo que la elaboración del plan de Bonos para los ahorristas que tienen su dinero atrapado en el corralito se demora porque se busca "el apoyo de la institución que contrató" con sus clientes la colocación de depósitos o cuentas a la vista. "Estamos trabajando en eso", dijo, y precisó que el gobierno aspira a que los bancos aporten una parte de la garantía para que ésta sea "clara y visible" y permita que esos papeles "tengan más valor". A pesar de la complejidad de estos temas, Duhalde admitió que el enorme índice de pobreza que aqueja a los argentinos "es el problema más grave que tiene" el país, aunque aseguró que el plan de subsidios para desocupados que elabora el gobierno es de "una magnitud" que nunca se vio en la Argentina y que apunta a realizar "una brutal transferencia de los sectores de más ingresos" a los de menores recursos. En cuanto al paro del martes de la CGT de Hugo Moyano, reconoció que "tienen derecho" de hacerlo, pero advirtió que lo que no parece que la gente esté con ganas" de sumarse al reclamo ya que a pesar de las "tremendas dificultades, el empobrecimiento, que es un verdadero drama, la conflictividad social ha bajado". En ese sentido, indicó que "la gente sabe de las dificultades que tenemos y que la solución no viene por cortar rutas ni por hacer paros. La solución -señaló- va a venir con un programa, acordar, abrir el corralito y, a partir de allí, la única dedicación debe ser cómo revitalizamos cada cadena de valor productivo. Ese plan es muy sencillo, pero no tan fácil de cumplir", admitió. Al ser consultado sobre si es éste el momento de convocar a un plebiscito para cambiar el actual sistema presidencialista por uno parlamentarista, Duhalde admitió que "no", pero defendió su idea al manifestar que "en toda América no ha funcionado (la actual estructura institucional), salvo en Estados Unidos", y destacó, por el contrario, que democracias parlamentarias al estilo europeo o canadiense "funcionan bastante bien". Luego de defender a los senadores del PJ que votaron la derogación de la ley de subversión económica para que el tratamiento "no se caiga" en la Cámara de Diputados, Duhalde se quejó porque éstos fueron "injustamente tratados por haber hecho un esfuerzo patriótico". El presidente calificó de "bochornoso" el episodio que protagonizó la diputada Alicia Castro al ofrecer una bandera norteamericana al presidente de la Cámara, Eduardo Camaño. Si bien trató de equilibrar su juicio al señalar que solamente había visto "muy poco" del hecho por televisión, afirmó que de ser cierto que Castro lo hizo para una filmación, "colma todo lo imaginable". Cuando se le recordó que el cineasta Pino Solanas (quien se encontraba en el recinto filmando cuando sucedió lo de la bandera) había negado que se tratara de algo premeditado, Duhalde respondió: "Puede ser, pero no siempre lo que se ve o se dice en televisión es cierto".
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