-¿Se puede decir que su metodología de trabajo se basa en llegarle al jugador por seducción y no por imposición? -Seguro, porque si yo no me comprometo afectivamente con ellos es como si pasara por la vida sin dejarles nada. Y yo no quiero eso, mi objetivo es quedarme con todo lo que puedo de ellos como me encantaría que a los jugadores les pase lo mismo. Ojalá que con los años además de la relación deportiva nazca una relación humana. -¿En este poco tiempo ya alcanzó a entablar esa relación que anhela? -Sí, fue muy simple porque este plantel de Central está compuesto por buena gente. -¿Es la primera vez que le toca manejar un plantel con jugadores tan jóvenes? -Sí, aunque estuve en otros planteles de jóvenes. De cualquier manera siempre destaco la bondad del jugador, sea experimentado o con pocos partidos en primera. -Un ejemplo de esto que dice fue el Tom Arriola. Desde que usted forma parte del plantel ya bajó varios kilos y se lo nota mucho más motivado. -Sí, cuando llegamos era prácticamente un ex jugador. A Tom simplemente le prestamos la atención que necesitaba porque era un jugador de Central y fundamentalmente un ser humano. Sin bien en ese momento estaba pasando por una crisis, lo único que había que hacer era darle más cabida. Muchas veces se olvidan de los suplentes porque no le aseguran la foto en los diarios o las imágenes en televisión y eso el jugador lo siente. Por eso a mí me gusta dedicarme a aquellos jugadores que no vienen jugando. -¿Tuvo la chance de hablar con los preparadores físicos de las inferiores que van a trabajar con usted en la reestructuración planeada por Menotti? -Hablé, pero todavía quedamos en reunirnos para conocernos un poco mejor. Igualmente voy a respetarlos a todos porque ellos son los que tienen más años en el club y creo que son los responsables del trabajo en los últimos años. Sobre todo porque pueden brindarme la información y los datos que necesito.
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