Cuatro de cada diez escuelas católicas están ubicadas en zonas altamente carenciadas y pobres, por lo que no cobran cuota mensual a sus alumnos. El 35 por ciento se sitúa en barrios de clase media baja, con aranceles que van de 15 a 20 pesos mensuales. Otro 15 por ciento está en zonas habitadas por sectores de clase media y cobra cuotas de entre 30 y 50 pesos, mientras que el 10 por ciento restante enseña a chicos con altos niveles de ingreso, quienes pagan por sus estudios de 50 a 120 pesos por mes. Estos y otros números permiten dimensionar la fuerza que tiene la gestión privada dentro del sistema educativo global: en Rosario nuclea nada menos que el 47 por ciento de la población escolar. Según datos proporcionados por la Junta Arquidiocesana de Educación Católica del arzobispado, actualmente hay en la ciudad 329 escuelas de gestión oficial con 172.165 alumnos, contra 287 de gestión privada y 96.847 estudiantes. De estas últimas, el 82 por ciento tiene carácter confesional católico y asiste a una población escolar con muy disímiles perfiles socioeconómicos.
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