Contra todas las previsiones, en Rosario este año los ingresos superaron a los egresos en los colegios privados. ¿Qué quiere decir esto? Que se inscribieron más alumnos que los que se fueron, cuando todo hacía suponer que por razones económicas se produciría una migración hacia la escuela pública.
El dato, producto de un relevamiento oficial, tomó por sorpresa incluso a las propias autoridades locales del Ministerio de Educación. "Como veníamos de un diagnóstico que decía que las escuelas privadas perderían matrícula, también a nosotros nos sorprendió este resultado", admitió a La Capital la supervisora general del Servicio Provincial de Enseñanza Privada, Marta Grondona de Campero.
Entre las razones que se barajan para explicar esa movilidad, sobre todo en el 8º año de la EGB y 1º del polimodal, figura la elección de terminalidades en el último nivel. Pero las escuelas privadas también desarrollan estrategias para retener alumnos.
El temor de que se produjera una fuerte caída de las inscripciones en estos establecimientos por la debacle económica tenía preocupada a la Federación Santafesina de Instituciones Educativas Privadas. "Todas las escuelas van a sufrir una merma en las inscripciones, tanto las que cobran 5 pesos como las que llegan a 200", advertía en febrero pasado a este diario el presidente de la entidad, Eduardo Russo.
Sin embargo, el pronóstico agorero no se cumplió. Según un relevamiento realizado en 36 escuelas privadas de Rosario tomadas al azar -lo que incluye a 88 niveles educativos y un universo de 25.739 alumnos- "se registró un equilibrio entre éxodo e ingreso, con un leve saldo a favor de este último", sostuvo Grondona de Campero.
La única condición tenida en cuenta para otorgar cierta homogeneidad a la muestra es que el estudio se realizó sobre establecimientos que reciben subsidios de la provincia, lo que dejó afuera al Colegio Alemán, el San Bartolomé (Inglés) o el Complejo Educativo Alberdi, por dar sólo unos ejemplos.
Pequeño saldo a favor
En rigor, el saldo fue positivo pero pequeño: las escuelas privadas "recuperaron 741 alumnos en lo que va de 2002". Aun así no dejó de ser sorprendente y llevó a las autoridades del área a buscar también las razones para el fenómeno.
La mayor movilidad de alumnos -tanto de escuelas públicas a privadas, como entre las mismas privadas- se registró en 8º año de la EGB y en 1º del Polimodal. En esos casos parece determinante "la elección de distintos proyectos pedagógicos", sostuvo la supervisora, en función de poder optar por alguna de las cinco terminalidades que ofrece ese último nivel y que no siempre tienen las escuelas donde los chicos venían cursando sus estudios. Esa elección suele fundarse en el deseo de los padres, pero también en el de los propios chicos.
Entre el 1º y el 6º año de la EGB las razones pueden ser otras. Básicamente, cambios de domicilio (que en el caso de los egresos escolares también se producen por los éxodos de la ciudad) y dificultades económicas, que llevan a optar por alternativas educativas menos costosas.
Justamente por eso se hace doblemente llamativa la afirmación de Grondona de Campero: "No hay una transferencia de establecimientos privados a escuelas de gestión pública".
La opinión es compartida por el titular de la Junta Arquidiocesana de Educación Católica del arzobispado, Walter Van Mieegroot, quien señaló que en realidad la mayor movilidad se dio dentro del propio sistema de educación privada. "Sobre todo en los barrios, muchos padres reubicaron a sus chicos en otras escuelas que ofrecían una opción más económica", señaló. Y por supuesto también quedó abierta la chance de mandarlos a establecimientos que no cobraran cuota, aun siendo de gestión privada.
La Federación Santafesina de Instituciones Educativas Privadas también admitió que, pese a sus vaticinios de febrero, finalmente la matrícula no cayó. "Las familias esperaron hasta último momento para anotar a los chicos, por lo que incluso se alargó el período de inscripción", afirmó el secretario ejecutivo de la entidad, Rodolfo Enrique.
Pero el mantenimiento de la matrícula no solucionó otro tipo de problemas, como que "se haya pagado la inscripción y la primera cuota", pero ya no las siguientes. Ante esto aparecieron distintas alternativas.
Por ejemplo: desde el Ministerio de Educación, según dijo Enrique, se sugiere actualmente la fusión de escuelas privadas que tienen bajas matrículas.
Además, Van Mieegroot admitió que los colegios particulares trazaron sus propias estrategias. Primero, acordar con los padres sobre la base de franquear la situación económica que enfrentan. Segundo, en los colegios técnicos, echar mano a las pasantías como forma de contraprestación de los alumnos que no pueden pagar y están dispuestos a hacer un aporte en trabajo. Y tercero, apelar a los padres dispuestos a colaborar con tareas, por ejemplo de mantenimiento de los edificios escolares o de los cada vez más numerosos comedores.