La tarde de ayer Pedro Baris era velado en el pequeño salón de la Iglesia Pentecostal de Riobamba al 5000, a sólo cien metros de la casa de los Guzmán. Allí nadie quería hablar, todos son vecinos del mismo barrio y las miradas de todos se dirigen a la casa de los Guzmán. "Tengo mucho miedo. Las mujeres se fueron a la casa de mi hermana pero nosotros -dice Diego- nos tenemos que quedar. Estamos preparados para todo porque sabemos que pueden venir a vengarse. Si dejamos la casa sola pueden entrar y destrozar todo. Si nos quedamos pueden venir a matarnos. Pero no nos queda otra alternativa. Tengo un hermano que esta preso por primera vez en su vida por el solo hecho de defenderse. Le pedimos custodia a la policía y nos dijeron que no tienen móviles ni gente, que la única alternativa es mudarnos como si eso fuera tan fácil. No se que vamos a hacer, pero estoy seguro de que hay gente que no va a dejar que esto termine así", concluyó Diego Guzmán.
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