La familia Guzmán está atemorizada. Desde la madrugada de ayer, cuando uno de sus integrantes mató de un disparo a uno de los presuntos ladrones que ingresaron a su vivienda con fines de robo y causaron serios destrozos, temen una venganza. Por eso algunos de ellos decidieron abandonar la humilde casa enclavada en el barrio Villa Urquiza, justo en el límite de una villa miseria. Los otros, los que se quedaron para cuidar lo poco que tienen, esperan lo peor: "Estamos preparados para todo porque sabemos que se trata de nuestra vida o la de ellos", sostuvo Diego Marcelo Guzmán. A sólo 100 metros de su casa están velando al supuesto asaltante y no es difícil percibir en el barrio un tufillo raro.
Todo ocurrió en la casa de Cerrito 5103. Allí vive Mirta Raquel Lugo de Guzmán, de 46 años, junto a sus hijos Gustavo, Marcos y Brian; una de sus hermanas y una sobrina de 5 años. Desde hace un par de días, también está en la vivienda otro de los hijos de Mirta, Diego, quien reside en la provincia de Buenos Aires y como lo hace una vez por mes llegó a Rosario junto a su esposa embarazada para visitar a la familia.
Poco después de la 1.30 de ayer Diego y Gustavo Guzmán volvieron tras compartir unas horas de pesca en el espigón que se mete en el Paraná frente a la cancha de Rosario Central. Estacionaron el Ford Escort celeste de Diego frente a la vivienda y en pocos minutos sus vidas cambiaron. "Estacioné de culata para bajar las cosas y aparecieron tres tipos. Uno me dijo que la mujer estaba a punto de tener un bebé y quería que lo llevara al hospital, pero desconfié enseguida porque los otros dos se metieron en el auto y empezaron a sacarme cosas", recordó Diego mientras observaba el andar de la gente del barrio a su alrededor e intuyendo que todas las miradas caían sobre el.
Diego intentó detener a los muchachos que estaban adentro de su auto. "Les grité, les dije que se bajaran pero no me dieron bolilla", aseguró Guzmán, que se trenzó en lucha con uno de los intrusos "porque pensaba que en realidad me querían robar el auto". Rápidamente la pelea se generalizó y los ruidos empezaron a despertar a los Guzmán, que dormían en la casa.
"Me subí al auto y fui a buscar a la policía mientras Gustavo entró a la casa y trató de cerrar el portón", relató Diego. "Cuando volví con un patrullero, unos diez minutos después, esto era un desastre", agregó el muchacho mientras los ojos se le ponían rojos "por la impotencia que todo esto produce".
Tiros en el patio
"Yo ni siquiera sabía que en mi casa había un arma, pero como me cuentan que en el barrio las cosas están muy difíciles era lógico de esperar", dijo Diego, quien pudo reconstruir lo sucedido en su breve ausencia después de hablar con sus familiares.
Cuando el muchacho se fue en su auto a buscar a la policía, los presuntos ladrones apedrearon la casa, rompieron las ventanas y golpearon el portón hasta tirarlo abajo con patadas y balazos. Una vez en el pequeño patio de la vivienda se enfrentaron con Mirta y su hijo Gustavo. "Ellos entraron a los balazos y mi mamá hizo un par de disparos al aire para obligarlos a irse. Entonces uno de los tipos agarró uno de los posa-riles que habíamos traído con mi hermano y se abalanzó sobre mi hermano. Imaginate que es un hierro de unos 80 centímetros que termina en punta y lo podría haber matado. Era un tipo grandote, como de 100 kilos que se le venía encima. Gustavo le sacó el arma a mi mamá y se oyó un disparó. El tipo cayó muerto al lado de mi hermano y todos se volvieron locos. Los tipos disparaban con un revólver para cualquier lado y se escaparon cuando vieron que llegaba con la policía". El cuadro que encontró Diego fue desesperante: "Mi mujer abajo de la cama con una crisis de nervios, mi sobrinita de 5 años llorando, mi mamá y mi tía gritando desesperadas...nadie entendía nada y encima el tipo muerto en el patio".
Poco después, efectivos de la comisaría 14ª se llevaron detenido a Gustavo Alfredo Guzmán, de 23 años, como presunto autor del disparo que mató a Pedro Baris, de 28, uno de los supuestos asaltantes. También fue apresado Sergio Reynaldo Ceballos, de 21 años, hermanastro del asesinado.