Anne-Beatrice Clasmann
El Cairo.- Las portadas de casi todos los periódicos árabes mostraron ayer una fotografía de un sonriente Yasser Arafat, cruzando por primera vez en cinco semanas el umbral de su sede de Ramalá y haciendo con sus dedos el símbolo de la victoria. Pero apenas nadie considera el fin del bloqueo israelí a la sede del líder palestino como una auténtica victoria. "Los palestinos deberían evitar efectuar disparos al aire en señal de alegría y anunciar su victoria", advirtió el redactor jefe de la agencia de noticias Mena, Mahfuz el Ansari. El acuerdo que llevó al fin del asedio en Ramalá no es, al fin y al cabo, nada más que un "compromiso práctico". La Autoridad Nacional Palestina (ANP) asegura que no cedió a "un acuerdo cualquiera". Pero en el mundo árabe apenas nadie cree esto. La mayoría de los comentaristas políticos opinan que la entrega de los asesinos del ministro de Turismo israelí, Rejavam Zeevi, y otros dos palestinos buscados por Israel a una cárcel vigilada por observadores estadounidenses y británicos, así como la disolución de la comisión investigadora de Naciones Unidas para Jenín es el precio que Arafat tuvo que pagar por su "liberación". "Ramalá a cambio de Jenín", tituló el semanario egipcio Al Ahram. Esta publicación manifiesta su temor de que, tras la liberación de Arafat, nunca se vaya a aclarar la actuación del ejército israelí en el campo de refugiados palestino, en el que según la organización Human Rights Watch los soldados cometieron crímenes de guerra. El Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), cuyo secretario general, Ahmed Saadat, figura entre los seis hombres entregados por Arafat y que el miércoles ingresaron en una prisión de Jericó, acusa al líder palestino de traición. Y el jefe de la organización radical palestina Jihad Islámica habla de un "acuerdo apestoso". También los miembros de Hamas critican el acuerdo y han anunciado que responderán con una "nueva operación en los próximos días". Tras los sucesos de las semanas pasadas, que han avivado el fuego antiamericano en Medio Oriente de un modo que no se veía desde hace años, muchos árabes tampoco perdonan a Arafat que haya accedido a un acuerdo con Israel mediado por Washington. Sobre todo con su declaración acerca del "derecho de Israel a la autodefensa" y su definición del primer ministro israelí, Ariel Sharon, como un hombre de paz, el presidente estadounidense, George W. Bush, ha perdido mucha confianza en Medio Oriente. "¿Puede la nueva libertad de Arafat poner fin a la crisis y abrir la puerta a una solución?", se preguntó el diario Al Watan, de Qatar, que suele tener buenas relaciones con Washington. Su redactor jefe, Mazen Hamad, da una respuesta contundente: "Según las reglas de la lógica, la respuesta es «sí». Pero la lógica no suele reinar en Medio Oriente, y ¿quién puede predecir lo que sucederá si se trata con un asesino como Sharon?" (DPA)
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