Año CXXXV
 Nº 49.401
Rosario,
lunes  25 de
febrero de 2002
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Editorial
El compromiso educativo

Atada al carro para nada triunfal de la economía, la educación sufrió estos últimos años vaivenes y alteraciones que casi la llevaron a sucumbir. Después de ensayos de recetas supuestamente geniales, proyectos poco aplicables y escasamente adecuados a nuestra realidad de retroceso económico y social, parecería que las autoridades vuelven a considerar la posibilidad de retornar al papel de garante y compensador del Estado, como reaseguro del acceso a la enseñanza a un mayor número de chicos. La tendencia apuntaría a una necesaria vuelta a mirar hacia adentro, dejando de venerar otras realidades, llámese reformas educativas, modelos escolares importados o la contratación de intelectuales y profesionales externos al sistema universitario argentino y al propio país, desechando valiosas reservas con que cuenta la Argentina.
En este retorno a las tareas primarias del Estado, el Ministerio de Educación puso a disposición de la Mesa del Diálogo Argentino un documento de concertación con cuatro palabras clave por las que se considera deberá transitar el sistema educativo argentino.
Equidad, calidad, educabilidad y gobernabilidad parecen ser los ejes principales en esta especie de refundación del área, a la luz de los trece sistemas educativos diferentes heredados de una anárquica reforma; del creciente abandono de los estudios de chicos de entre trece y diecisiete años; de la repetición que no cesa y de una sociedad que retrocede en sus ideales, en los que alguna vez los hijos de los obreros y padres sin instrucción eran los que terminaban los estudios.
La cartera educativa se refiere a la equidad como la inclusión, permanencia y egreso de los estudiantes y a la calidad como el mejoramiento de la educación que se imparte en todos los niveles, que debe garantizar la distribución democrática del conocimiento en todas las escuelas.
El nuevo tiempo requiere de las autoridades reglas que garanticen la gobernabilidad participativa y democrática del sistema. Y de los docentes y comunidades educativas el compromiso de producir innovaciones que mejoren la equidad y calidad. Afianzar la educación en el contexto de un país orientado a un desarrollo humano con justicia social es hoy, más que una meta, una necesidad.


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