Año CXXXV
 Nº 49.401
Rosario,
lunes  25 de
febrero de 2002
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Preocupación en el sur ante la inminencia de un otoño que se anuncia lluvioso
Nuevo alerta por la falta de trabajos hidráulicos en la cuenca de La Picasa
Los inundados se quejan porque, aunque la situación no empeoró, nada se hizo para afrontar el futuro

Silvia Carafa / La Capital

Aarón Castellanos. - Ante la perspectiva de un otoño lluvioso, los inundados de la cuenca de La Picasa vuelven a manifestar sus miedos de siempre ante la situación de siempre: la amenaza de las aguas sigue ahí, junto con la ausencia de obras para hacerle frente. Si bien el sol del verano suele darles un respiro a las tierras, al evaporar más rápidamente los anegamientos que dejan las lluvias, los problemas están prestos a salir una vez más de su escondite.
"La Picasa está igual", sentenció el jefe comunal de Aarón Castellanos, Eduardo Salleras. La evaporación sólo logró bajar unos 10 centímetros en los lugares más bajos, pero el panorama lacustre sigue siendo el dominante en esa zona. El intendente de esta castigada localidad del sur-sur santafesino aseguró que con cada ciclo de lluvia se agudiza la situación de la laguna y va elevando los niveles críticos de cota.
"Aarón Castellanos está mal. No hubo respuesta a nivel nacional ni provincial y hay una sensación de desolación muy fuerte", describió Salleras. Ya no funciona el servicio de lancha por falta de fondos y por la misma causa no se pudo habilitar un catamarán para facilitar el traslado de quienes quedaron aislados por el agua. Ahora hay que recorrer largos tramos por camino de tierra, sorteando las zonas anegadas.
Y, para colmo, el pueblo no es ajeno a la crisis general: sigue sin agua potable y sólo recibió cuatro planes de emergencia para jefes de familia. "Otras comunas recibieron el doble y no están en una situación tan grave como la nuestra", remarcó el jefe comunal.

Alerta cordobés
La semana pasada, Salleras participó de una movilización realizada en Laboulaye (Córdoba) para reclamar al gobierno nacional por la carencia de obras hidráulicas capaces de poner fin a los anegamientos e inundaciones en la Pampa Húmeda. Cientos de productores rurales cortaron la ruta 4, a 70 kilómetros del límite con Santa Fe, en el punto exacto donde nace la cuenca de La Picasa.
Un productor agropecuario de Laboulaye, José Luis Zoppi, advirtió que "existe un brutal trasvasamiento de la cuenca del río Cuarto, producto de la anarquía de los cursos de agua que fueron modificados de acuerdo a intereses particulares". La protesta se hizo en el lugar conocido como Cinco Molinos, señalado como nacimiento de la cuenca. "Se le dice a la gente que desde aquí sale el agua, pero no es verdad, acá no hay una canilla. El agua es de la cuenca del río Cuarto, que nace en las sierras de Córdoba y de San Luis", fundamentó Zoppi.
Los productores explicaron que hace cinco años que no tienen obras y están cansados. Además sostuvieron que desde hace un tiempo se desvían las aguas que deberían confluir hacia el río Cuarto, para seguir su curso lógico que indica el declive del terreno. Pero corren por los arroyos El Ají, El Gato, Santa Catalina, algunos de los transformados por la mano del hombre.
Para descomprimir la situación es necesario completar las obras hidráulicas que se vienen realizando en el canal Devoto. Una vez en marcha permitirían habilitar una subcuenca que comenzaría en la ruta 7, treinta kilómetros al oeste de Laboulaye, para unirse al Saladillo y desde allí retomar el curso normal. Pero ahora todos los excesos de agua que no encuentran salida por el canal Devoto van hacia Rufino.
"Vamos a reclamar por la cuenca del Devoto -dijo Zoppi- y para que manden más agua a esos arroyos. Nos mienten a los cordobeses y a los santafesinos, nos tienen engañados. Las obras no se hacen porque estamos es un momento muy crítico y no pesamos políticamente; apenas somos ocho mil votos y los políticos invierten donde hay más votos", disparó en referencia a los distritos de Roque Sáenz Peña y General Roca, que tienen miles de hectáreas bajo el agua.



El jefe comunal de Aarón Castellanos, preocupado.
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