Elbio Evangeliste / La Capital
El panorama previo al partido invitaba a soñar. El desenlace fue negro. Está claro que en el fútbol moderno además de jugar hay que apelar a las agallas -ya lo había hecho ante Douglas Haig-, pero también está en la conciencia de todos que, en la mayoría de los casos, la garra no hace milagros. Y Tiro Federal hizo eso, se aferró a la entrega, sin darse cuenta que estaba dejando de lado lo más importante que tiene este hermoso deporte: el buen juego. El fútbol es lindo precisamente por este tipo de circunstancias, donde se puede pasar de la alegría, en este caso fue del conformismo, a la tristeza. San Martín de Tucumán le propinó ayer un cachetazo del que va a ser duro recomponerse, porque cuando el partido se cerraba, cuando Tiro Federal se abrazaba al empate, apareció la definición de Solbes. Así, los tirolenses se vieron sentenciados por un resultado que más allá de haber sido injusto sonó como un castigo a tanta apatía. Los locales no hicieron más méritos que Tiro Federal, pero tuvieron la virtud de hacer un gol, cosa que no pudieron lograr los de Trivisonno, especialmente en los últimos minutos de la primera etapa cuando Robles primero y pocos segundos después Rosín desperdiciaron un par de chances inmejorables. Esa postal, la de un Tiro Federal llevándose por delante a los santos hacía pensar que el segundo tiempo no iba a ser tan complicado, pero sólo fue un espejismo. La movilidad de Ortiz por derecha y Castillo por izquierda -ambos ingresaron en el inicio del segundo tiempo- fueron demasiada complicación para un equipo que nunca pudo asociar a Tapita García y Olsina -tal vez el ingreso de Juan Carlos Díaz hubiera sido conveniente algunos minutos antes- para contrarrestar esa situación. El empate estaba sellado, pero en el final hubo tristeza rosarina y alegría tucumana, la que emergió en el último minuto tras el toque sutil de Solbes tras una correcta habilitación de Contreras. "No está muerto quien pelea", dice el viejo refrán, y Tiro aún tiene chances. Eso sí, deberá jugar como lo hizo en las últimas tres fechas, porque haciéndolo como ayer en alguna oportunidad arrancará algún que otro aplauso de la tribuna, pero quedará trunco el anhelo de clasificar a la siguiente ronda.
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