Año CXXXV
 Nº 49.401
Rosario,
lunes  25 de
febrero de 2002
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El conjunto de Ramón Díaz se afirmó en la punta al vencer a Estudiantes 3 a 2
River ganó porque tiene un metegol
Perdía 1 a 0 en el primer tiempo pero en diez minutos lo dio vuelta con tres goles de Cavenaghi

River Plate, como un ciclista que toma la punta de una prueba, se puso la malla de líder del Clausura a partir de la segunda jornada y la sigue defendiendo en cualquier circuito, como por ejemplo lo hizo ayer en La Plata, donde venció por 3 a 2 a Estudiantes con tres goles de su hiperpromesa, Fernando Cavenaghi, el artillero del campeonato.
Ni siquiera la victoria en el primer parcial del conjunto estudiantil, con el gol de Pablo Quatrocchi, intimidó al equipo de Ramón Díaz, que en un sprint que apenas superó los diez minutos (entre los 8' y 19' del segundo tiempo) pudo pasar al frente y tornarse inalcanzable para el dueño de casa.
Los primeros veinte minutos fueron de Estudiantes, muy seguro en la marca con Ariel Zapata sobre Ortega y Quatrocchi ganando todo de arriba. Además, Gelabert anuló a D'Alessandro y Pieters se adueñó del andarivel derecho, con un ida y vuelta permanente. Pero le faltaba la puntada final.
River era la antítesis, ya que su mediocampo no acertaba, el circuito futbolístico estaba desactivado y la pelota nunca llegaba a los de arriba.
Y esa supremacía de los locales tuvo su premio recién sobre los 30', aunque la apertura ya se venía insinuando desde un par de minutos antes, cuando un remate corto de Farías rebotó en el palo derecho y murió en las manos de Comizzo.
Apenas 120 segundos después, Quatrocchi llegó de arriba, como siempre, y puso el 1 a 0, que rápidamente se pudo ampliar porque a los 32' Maggiolo se lo perdió desde muy buena posición.
En el arranque del segundo período, otra vez los platenses pudieron aumentar, cuando Garcé lo tomó a Farías de la camiseta dentro del área y el árbitro Sergio Pezzotta dejó seguir.
Pero apenas tres minutos después se equivocó el reaparecido Nicolás Tauber (reemplazó al lesionado Misetich) al dar rebote ante un remate suave de Ortega y Fernando Cavenaghi aprovechó como el gran proyecto de goleador que es.
Ahora la ráfaga, si bien siguió teniendo color blanquirrojo, empezó a soplar desde el Río de La Plata, porque apenas un minuto después de la igualdad, D'Alessandro metió un centro desde la derecha que Cavenaghi levantó sobre la cabeza del azorado Tauber.
Casi inmediatamente, a los 14', Ortega estrelló un remate en el travesaño, y cinco más tarde otra vez Cavenaghi remató, el balón dio en el palo y de nuevo el pibe llegó para empujarlo adentro.
Cuando la tormenta amainó se vieron los destrozos que ocasionó, especialmente en el ánimo de los platenses, que tardaron casi diez minutos en intentar una remontada.
Fue Quatrocchi, lo buscó Rodrigo Astudillo y Comizzo salvó un par de situaciones con más reflejos que su joven colega del arco de enfrente.
Después llegaron las expulsiones (primero de Osorio y después de Azconzábal) en el local y un cabezazo fuera de distancia del pibe Martín Demichelis para darle una pizca más de emotividad a una tarde que River había clausurado hacía rato, como para seguir bordando la malla de puntero único.



El grito de gol ya es una costumbre para Cavenaghi.
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