Año CXXXV
 Nº 49.400
Rosario,
domingo  24 de
febrero de 2002
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En las últimas semanas se produjo una explosión de ferias de intercambio
El trueque ya se convirtió en un fenómeno masivo para los rosarinos
Hay unos 45 mil socios. Hasta se compran autos o se paga el alquiler

Sergio Roulier / La Capital

Roberto, del centro, tenía una fábrica de calzados y carteras con más de 40 empleados. La crisis lo hundió. Pero el trueque le permite sobrevivir: arma y canjea sus productos por alimentos. Javier Martínez, plomero, alquiló una casa y la paga con 120 créditos del trueque más 80 pesos mensuales. Una pareja de travestis ofrece un espectáculo a cambio de mercaderías u otros servicios. Los socios de las ferias tienen un servicio de emergencias médicas por sólo 3,5 créditos al mes. Con la aparición de más de 200 clubes, el trueque en Rosario se perfila como un fenómeno masivo. Una opción que ayer volvió a manifestarse con el multitudinario encuentro de intercambio en la pérgola del Centro de Expresiones Contemporáneas, junto al parque España.
Es una verdadera explosión la del trueque en Rosario. Y más en estos tiempos de crisis, devaluación y desempleo récord. Se han creado en lo que va del año unos 100 nuevos clubes y los coordinadores calculan que por semana se arma un promedio de 20 ferias en la región. Sólo en la ciudad, hay más de 300, algunas funcionan todos los días de la semana, y reúnen a cerca de 45 mil socios que viven del canje.
El intercambio de bienes y servicios en forma directa o través de papeles (los créditos), que sólo tienen valor en los clubes, lleva tres años en Rosario. "Es donde más creció", asegura Gladys Martínez, coordinadora de la Red de Trueque Solidaria con 420 ferias en el centro-sur de la provincia.
En municipios como Avellaneda, Chacabuco y Calchaquí se pagan impuestos con créditos. Y los rosarinos del trueque ya motorizaron un proyecto al Concejo para cancelar una parte de la tasa municipal.

Cada vez más socios
En medio año se agregaron unas 10 mil personas a las dos redes que hay en Rosario y la región. Pero la verdadera explosión se dio después de diciembre pasado. Hoy hay cerca de 320 ferias habilitadas sólo en Rosario. Algunas funcionan de lunes a domingos, como la San Cayetano (Garzón y Seguí) que lleva unas mil personas por día, o la de Las Torres (Pasaje Miller 1322) con un promedio de 500 asistentes diarios.
La que funciona en la pérgola del CEC es la más concurrida, con unos 8 mil socios los sábado a la mañana. Desde la madrugada hay gente que llega en bicicleta, carros, ómnibus o a pie, y empieza a trocar.
Ramona y Camilo son un matrimonio de desocupados de la zona sur que con sus panes caseros y tortas recorren las ferias y pueden llevarse el alimento diario. Lo hacen desde hace dos años. En cambio, Dora se la rebusca con sus carteras de cuerina y siempre se lleva algo para su casa.
En la vecinal 25 de Mayo, de Santiago y Fragata Sarmiento, el jueves pasado había 260 personas que rebasaron las instalaciones habilitadas.
El trueque se expandió en los sectores populares. Pero hoy ya es una costumbre adoptada por las franjas medias. En el centro funciona una feria en el club Sportivo América (Tucumán al 2100) con cada vez más socios. Y la del club Ben Hur (Ituzaingó 1578) es "la feria de la clase media" con créditos propios, profesionales adheridos y donde no se aceptan cosas usadas.
"La clase media no se adapta a los centros de canje más populares o de los barrios y forma sus propios espacios", reconoció Adriana Divis, de la Red Metrópoli, con unos 40 clubes en Rosario.
Hay gente que se quedó fuera del modelo económico vigente y recurrió al trueque para sobrevivir. Como Miguel Angel, que tenía una reconocida fábrica de pastas y tuvo que cerrar. Hace dos años optó por el intercambio y puede conseguir la materia prima para seguir produciendo.

Distorsiones de mercado
Los productos más buscados son artículos de la canasta familiar que también sirven para elaborar productos como aceite, azúcar y las harinas. Como en cualquier mercado, a mayor demanda suben los precios. La Red Solidaria tiene un listado de precios sugeridos para cada producto, pero casi no se respetan. Un paquete de azúcar cuesta 2 créditos, aunque en algunos sube a 5 y en otros hasta 10. Esto tiene que ver también con que algunas empresas, por la devaluación, no entregan mercaderías a los coordinadores para abastecer los centros y escasean ese tipo de productos.
Además, los créditos se devaluaron. Los coordinadores admiten que las ferias a veces "se les van de las manos" y es imposible controlar que se respete la paridad 1 crédito = 1 peso. Ya en muchas ha desaparecido, se los toma a la mitad de su valor original o menos. Hay abusos como los que van a Buenos Aires y traen mercadería a menor costo y las trocan a un precio más alto. O los que falsifican los créditos, algo sobre lo que todos están advertidos.
Más allá de los problemas, el trueque se ha convertido en una economía paralela en expansión. Permite sobrevivir a los pobres, los jubilados y los desocupados. Sirve como alternativa para los empresarios y comerciantes que bajaron las persianas. Y lo más importante, está basado en la solidaridad.



En la pérgola del CEC se juntaron ocho mil personas.
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