Gustavo Orellano / La Capital
Maciel. - Los aires de reactivación que soplan en la industria de la carne alientan la esperanza de que reabra, después de casi dos años, el establecimiento donde funcionó el ex frigorífico Maciel, que desde hace tiempo está en manos de la firma Westall Group. En este marco, es alentador que varias plantas santafesinas hayan retomado o normalizado sus actividades tras el parate productivo que había ocasionado la reaparición de la aftosa. Una comisión integrada por políticos, gremialistas y representantes de instituciones locales y de la Asociación de Productores de Carnes Bovinas Argentinas (Aprocaboa) se reunirá próximamente en Buenos Aires con el presidente de la compañía, Roberto Fondovila, para analizar la posible reactivación del frigorífico Maciel. Un apoderado de la firma, Ricardo Varela, anticipó a La Capital que esa reapertura "depende fundamentalmente de que el establecimiento sea habilitado para exportar y recupere un cupo de la cuota Hilton", aunque aclaró que también jugarán otros factores para volver a poner en funcionamiento la fábrica. En caso de que el frigorífico sea autorizado para retomar sus actividades, Varela remarcó que la empresa tendrá que estudiar su conveniencia en base a la rentabilidad de los negocios que se le presenten. Por ejemplo, si el tonelaje que le asignan de cuota Hilton no satisface sus expectativas, será difícil que la planta reabra. "Por lo menos necesita un cupo de 400 a 500 toneladas o más para volver a arrancar", indicó Varela, y explicó que la compañía piensa trabajar únicamente para el mercado externo ya que "producir para consumo no es rentable". La semana que viene el Senasa inspeccionará la planta para determinar si está en condiciones de ser habilitada. Si bien en noviembre del año pasado, cuando se hicieron las últimos controles internacionales, la empresa Westall Group no reunió las condiciones suficientes para ser incluida dentro de la nómina de frigoríficos nacionales autorizados para exportar a la Comunidad Económica Europea, ahora tendrá una nueva oportunidad. El establecimiento fue refaccionado y reequipado técnicamente en algunos sectores con el propósito de superar los controles que realizará el organismo de sanidad animal. El frigorífico cerró en mayo de 2000 cuando trabajaban cerca de cien operarios afectados a tareas de faena para consumo. Sin embargo, su principal antecedente es una larga historia de despidos y conflictos que aún se mantienen vivos en el recuerdo de este pueblo de 5.000 habitantes y de otras localidades vecinas como Monje y Puerto Gaboto, también afectadas. En su época de esplendor, el frigorífico llegó a tener más de 600 trabajadores y se constituyó en la principal fuente de empleo de la zona. Con el tiempo la empresa empezó a perder capacidad productiva y debió paralizar varias veces sus actividades para hacer frente a diferentes crisis. En 1996 Maciel despidió a más de trescientos operarios y pasó a manos de la Westall Group que a su vez lo alquiló por un tiempo hasta que volvió a cerrar. Recién en abril de 1999 sus actuales propietarios, luego de ganarle a los inquilinos un juicio de desalojo por incumplimiento de pago, reabrieron la industria faenando para terceros. Casi un año más tarde una serie de problemas financieros agravados por la difícil situación del país llevaron nuevamente al frigorífico a cerrar sus puertas.
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