Dentro de unos meses, las calles de Londres podrían tener algo del ambiente liberal que se vive en Amsterdam respecto a las llamadas drogas "blandas", si prospera el informe que recomendará un grupo de diputados británicos sobre sustancias como el cannabis y el éxtasis.
Según el diario The Observer, el informe, encargado por Downing Street y elaborado tras siete meses de investigación por un comité de expertos, propone rebajar la clasificación de éxtasis como droga y reducir los cargos por posesión de hachís o marihuana.
Este documento podría revolucionar el tenso debate sobre legalización que vive el país y llega cuando Sanidad está a punto de permitir la receta de tratamientos de cannabis a enfermos de esclerosis múltiple.
El Ejecutivo británico pedirá a los médicos que receten dos derivados del cannabis (uno en pastilla y otro en spray) fabricados por farmacéuticas que han logrado aislar los ingredientes activos de la marihuana, lo que impide al paciente padecer los efectos más lúdicos de la droga.
Pese a ello, The Guardian informa de que la llegada del documento ha creado la sensación de que las restricciones a las drogas comienzan a relajarse en el país, especialmente en lo que se refiere al cannabis.
Se espera que el gobierno de Tony Blair de una cauta bienvenida al informe, aunque se prevé su oposición a rebajar la clasificación de éxtasis de droga tipo A a tipo B. Recientemente, el Ejecutivo pasó el cannabis de B a C. Esta categoría todavía incluye una sentencia de dos años de prisión por posesión.
En Brasil, la miseria abona la venta
En otro orden, ayer se dio a conocer una investigación respaldada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en la que se sostiene que la mayoría de niños que habitan en las populosas favelas cariocas prefieren el tráfico de drogas, que les asegura mejores ingresos económicos que la escuela.
Mientras a inicios de los 90 la mayoría (el 60 por ciento de los menores), iniciaban actividades ilícitas de tráfico de drogas entre los 14 y 16 años, desde 1995 la edad promedio de inicio bajó a entre 13 y 14 años, según la investigación.
La mayoría tiene la percepción de que el grado de escolaridad no significa un retorno financiero en el futuro próximo, afirma el estudio.
Mientras en la escuela los menores tienen que someterse a un régimen disciplinario de horario y de tareas, en el narcotráfico actúan con más libertad.
Tienen mayor disponibilidad al delito y al enfrentamiento con la policía. "Hay muchos niños dispuestos a ingresar al tráfico de drogas", asegura André Urani, presidente del Instituto de Estudios del Trabajo y la Sociedad. Además, "la reposición en el mercado de trabajo en caso de muerte es más fácil", afirmó.
En cuanto a ingresos, un menor que trabaja como vigía en las redes del narcotráfico puede llegar a ganar el equivalente a 400 dólares mensuales, un embalador de drogas 600 y un vendedor más de 1.000 dólares.
Según el informe, muchos de ellos ganan hasta 10 veces más que el salario de sus padres. (Ansa)
La Ciudad
