Voceros del gobierno nacional admitieron ayer que las naftas sufrirán aumentos de precios, mientras que fuentes privadas puntualizaron que ese incremento podría alcanzar un 25 por ciento, aunque en forma gradual.
Una disparada del precio de los combustibles podría traer grandes complicaciones a la estrategia oficial de mantener los índices de inflación bajo control, porque se trata de un producto con importante incidencia en las estructuras de costos de la mayoría de las empresas.
La presión de las petroleras en pos del aumento surgió a partir de la decisión gubernamental de aplicar derechos del 20 por ciento a las exportaciones. Como en un dominó, las petroleras amenazaron con el aumento de precios y despidos de trabajadores en las tareas de extracción y procesamiento de los hidrocarburos y los gremios del sector decretaron medidas de fuerza que amenazan con desabastecer el mercado.
El reflejo de este cortocircuito comenzó a observarse ayer en algunas estaciones de servicio que no dieron abasto para atender a sus clientes y se formaron largas colas de autos. De todos modos, las petroleras mantienen una puerta abierta de negociación con las autoridades.
La llave para destrabar las tensiones podría surgir de la eliminación de las retenciones y su reemplazo por un impuesto que grave las distintas etapas del negocio, en lugar de solamente la exportación.
Todesca avisó
El viceministro de Economía, Jorge Todesca, reconoció ayer que se producirán incrementos en el valor de los combustibles como consecuencia de la devaluación del peso.
"Puede que haya alguna corrección y ser esta una consecuencia de la modificación en la paridad cambiaria (del peso-dólar)", explicó Todesca al ser consultado sobre si el aumento en combustibles resultaría inevitable, y aclaró que "la magnitud de la modificación no es una cuestión indiferente".
Por su parte, el presidente de la Federación de Expendedores de Combustibles (Fecra), Carlos Calabró, afirmó ayer que si no se modifica la estructura tributaria que pesa sobre el precio final del combustible "es inevitable" que se produzca un aumento "gradual de hasta el 25 por ciento" en el precio.
El gobierno acordó una tregua con las petroleras y los expendedores de combustibles el viernes pasado y las partes deben volver a reunirse hoy para intentar avanzar con las negociaciones. En rigor, las retenciones se comenzaron a aplicar cuando ya estaba trabajando una mesa integrada por todos los sectores que tenía por objetivo buscar la instrumentación de un impuesto que equilibrara mejor las cargas sobre el sector productivo, sin caer exclusivamente sobre la utilidad de las empresas exportadoras.
El gobierno se vio obligado a instrumentar el gravamen luego de recibir una denuncia judicial por incumplimiento de la ley de emergencia económica que selló la salida de la convertibilidad. De todos modos, la decisión cayó como una bomba entre las grandes compañías petroleras, que se sintieron traicionadas.
El aumento del 25 por ciento no se aplicará de la noche a la mañana, para morigerar su impacto en la estructura de precios y para evitar que se caigan abruptamente las ventas, algo que ya había ocurrido durante el mes de enero.
En efecto, las ventas de nafta en enero presentaron una caída del 25 por ciento contra igual período de 2001 y en el gasoil se notó una caída similar en el primer mes del año respecto a noviembre pasado por el efecto corralito. Según fuentes locales, las ventas habían repuntado satisfactoriamente durante la primera quincena de febrero.
Uno de los temas en discusión es el componente impositivo sobre las naftas, que asciende a 48 centavos por litro y alcanza los 12 centavos en el caso del gasoil. A esto también se le debe añadir el efecto que tendrá el incremento de cinco centavos por litro de carga impositiva que iban a ser destinados para la conformación de un fondo específico para la realización de obras de infraestructura.
Los privados pretenden un gesto del gobierno para aliviar esa carga tributaria, pero eso significaría desequilibrar aún más las frágiles cuentas presupuestarias.
De todos modos, el viceministro Todesca estimó ayer que "no hay peligro de hiperinflación", y explicó que las fluctuaciones en los valores de los combustibles van "a depender de cómo se acomoden los precios en la cadena para que se pueda obtener un abastecimiento fluido".
Consideró que es posible que se concrete "una corrección de precios que no sea importante" y explicó que "el tema de los combustibles es complejo. El gobierno busca acuerdos con los sectores y mejorar las condiciones de competencia donde pudiera ser un factor importante ante los precios. En algún caso, se aplicará controles de precios", advirtió.
Mientras tanto, el diputado socialista Héctor Polino reclamó la intervención del Congreso y de las asociaciones de consumidores para evitar un aumento de los combustibles, al que calificó de "improcedente" en función de las "ganancias exorbitantes" que han obtenido las empresas del sector.
Trabajadores en pie de guerra
Los gremios petroleros también tomaron posición en el conflicto. Los trabajadores patagónicos de las empresas petroleras comenzarán mañana un paro general de actividades, con toma de yacimientos y cortes de rutas, en defensa de los "15 mil puestos de trabajo" que podrían desaparecer si las compañías del sector cumplen con los recortes laborales anunciados en reacción a la aplicación de retenciones a las exportaciones de hidrocarburos.
Según confirmaron sindicalistas de Chubut y Santa Cruz, la medida de fuerza apunta a provocar un desabastecimiento de naftas y de gas en el resto del país.
En tanto, la Legislatura de Chubut rechazó la aplicación del pago de derechos de exportación y alertó sobre "el nivel de inversiones de las empresas del sector, la actividad laboral y los precios internos de los combustibles".
La Ciudad
