Año CXXXV
 Nº 49.391
Rosario,
viernes  15 de
febrero de 2002
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El ex presidente reaccionó ante permanentes cacerolazos frente a su domicilio
Alfonsín a trompadas con vecinos que le gritaron ladrón y corrupto
"Chorro, devolvé la plata del Pacto de Olivos" fue la acusación que no pudo soportar

El ex presidente y actual senador Raúl Alfonsín defendió su honor, primero verbalmente y después, respondiendo a una agresión, a las trompadas. El veterano líder radical no soportó que vecinos del barrio Norte porteño lo acusaron de "ladrón y corrupto" durante un cacerolazo que realizaron en las puertas de su domicilio, explicó ayer su hijo Ricardo Alfonsín.
El incidente ocurrió el miércoles a la medianoche cuando Alfonsín regresaba a su casa desde el Senado y vio en la entrada a cerca de 50 personas que efectuaban un cacerolazo, por lo que decidió bajar del auto en movimiento para pedirles explicaciones en vez de continuar directamente hacia la cochera del edificio y evitar la protesta.
"¿Por qué me dice eso, en qué se basa?", le preguntó a una persona que le gritaba "chorro, devolvé la plata del Pacto de Olivos", tras lo cual -en medio de la discusión- recibió una trompada que logró esquivar, aunque le rozó la nuca.
Alfonsín, de 73 años, respondió entonces de la misma manera y comenzó a lanzar con energía sus puños cerrados al aire, moviéndolos como si fuera un molino de viento, pero muchas de sus trompadas llegaron a destino.
Mientras Alfonsín y los manifestantes estaban a los golpes, la custodia del legislador buscaba la forma de separarlos, algo que finalmente logró después de dos intentos y con la ayuda de gente que pasaba por el lugar.

Guardia permanente
El ex presidente, quien soporta cacerolazos en la puerta de su casa desde hace por lo menos dos semanas, tuvo intenciones días atrás de bajar de su departamento -ubicado en la avenida Santa Fe y Rodríguez Peña- con un megáfono para hablarle a la gente en la calle.
Los gritos de los manifestantes hacían alusión irónicamente a la famosa frase "Felices Pascuas", que dijo Alfonsín en Plaza de Mayo cuando era presidente, o aquella otra de "la casa está en orden".
Sin embargo, lo que desorbitó al ex presidente fue que lo acusaran de "ladrón y corrupto" -sostuvo su hijo Ricardo- y respondió "como un hombre de honor".
Por su parte, Isabel, una vecina, dijo, no obstante, que "de ninguna manera" el político fue agredido físicamente o con escupitajos, como trascendió, y luego explicó que "la posición de las asambleas vecinales es de pacifismo".
Aparentemente, el ex presidente no había tenido una buena jornada, ya que se había enterado del despido de su secretaria de toda la vida, Margarita Ronco, y de su sobrina Analía Alfonsín, en el marco de la reducción de personal dispuesta en el Congreso nacional.
Además, según las versiones, se sentía aludido por el pedido de renunciamiento a los políticos formulado por la Iglesia en los últimos días, que el propio obispo de San Isidro, monseñor Jorge Cassaretto, se lo habría ratificado en un diálogo telefónico.



Alfonsín enfrentó a quienes lo ofendían.
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