Año CXXXV
 Nº 49.391
Rosario,
viernes  15 de
febrero de 2002
Min 20º
Máx 33º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Reflexiones
Malhechores

Eduardo Haro Tecglen

Si se imagina el cuadro de la justicia infinita, se podría ver sentado junto a Milosevic, acusado por "salvajismo medieval", a Pinochet, sentado al sol de su hermosa finca. Cómo no, a Sharon, al que el literario fiscal deLa Haya podría acusar de salvajismo bíblico. Y a Bush, que le sustenta,que ha arrasado un país ya arrasado; y que tendría pendiente, en nombrede su país, los mismos bombardeos sobre los salvajes medievales deSerbia. La lista es infinita. Todo el que participa en una guerra es criminal de guerra, pero hay que excluir al tranquilo soldado violador y bayonetista, al altísimo aviador que dirige su misil. Son profesionales, yquizá si el Dante reviviese los colocaría en un círculo especial del infierno, el de los que eligen una profesión por voluntad propia sabiendo a qué se van a dedicar. Incluso los políticos.
Desde que se ha decidido que los civiles tienen supremacía sobre losmilitares en esa administración del daño, y en Chile se ha puesto en elMinisterio de Defensa a una mujer, no podemos escabullirnos del crimende guerra: sobre todo vosotros, los que votáis a quienes administrantambién los crímenes de paz. Ayer se sabía de cuatro ahogados en unapatera, y era una noticia pequeña en una página interior de los periódicos, nada en la televisión. Es "lo normal".
En cambio los juicios de La Haya -el juicio de La Haya- es una grannovedad de la que se puede decir, si se tiene una pluma prepotente yeducada en momentos más duros de la humanidad, que inaugura una nueva época. Ya que estamos con las comparaciones de la antigüedad,no podemos obviar que ya pasó en Nüremberg, pero que antes de antesal rey vencido se le uncía al carro del vencedor, y así desfilaba antes deser esclavo, si tenía suerte; si la tenía peor, se le crucificaba o se le descuartizaba.
En resumen, éste es un juicio político y no de guerra, es el de unapersona seleccionada por cuya entrega se dio una buena cantidad dedinero al país que gobernó y en el que todavía hoy se manifiestan unosmiles de personas a su favor, y que somos los europeos los que lejuzgamos y condenaremos por instrucciones de EE UU, que por lomenos tiene la interesante postura ética de negarse a la creación de un código y un tribunal permanente de crímenes de guerra. Ya tienen su Guantánamo.


Diario La Capital todos los derechos reservados