Una reacción dispar cosechó la película española "Piedras", del realizador debutante Ramón Salazar, al ser presentada en el Festival de Cine de Berlín. El público recibió con aplausos a la única película española presente en el certamen oficial de la Berlinale, pero los críticos fueron más distantes a la hora de calificar las posibilidades de que sea candidata a uno de los premios Oso. "Piedras", el primer largometraje de Ramón Salazar, tiene un cartel de lujo entre los protagonistas: Angela Molina, Antonia San Juan, Mónica Cervera, Vicky Peña y Najwa Nimri interpretan a cinco mujeres en el Madrid de hoy, cada una con sus problemas sentimentales, de pareja, de transitar la vida en búsqueda de sueños, de escapar a la frustración del amor desencontrado o perdido. "Me gusta lo trágico y lo cómico, el drama y la comedia, me seducen pero sin exagerar. No me gusta lo tragicómico cuando es una exageración", declaró Salazar poco después de la presentación oficial a la prensa. A pesar de las complicaciones y desengaños que viven las cinco mujeres, Salazar les ofrece a las cinco una salida positiva, "un comienzo renovado, una posibilidad de cambio de vida". El problema de las mujeres en "Piedras" es que "armaron sus vidas no sobre las piedras fundamentales de la vida, que son el amor, los sueños", sino que se perdieron armándola con pedregullo, con arena, con agua, dice el director. "Es una película sobre lo femenino, sobre la capacidad de expresar sus sentimientos, de la espontaneidad y lo vulnerable de la mujer", aseguró el realizador, y añadió categórico: "Porque en España hay mejores actrices que actores". Fue probablemente lo que determinó la inusual forma de encarar la película por parte del director: "Primero elegí a las actrices con las que quise trabajar -dijo-, después fui armando los personajes para cada una de ellas y al final, armé la historia y el guión". La clave utilizada por el director para hilvanar la historia de las cinco mujeres, que se van entrelazando entre sí en encuentros casuales, son los zapatos que calza cada una de ellas y que parecen marcarles la vida: está Adela con los pies planos, su hija Anita en zapatillas, Leire, la de los zapatos robados, Maricarmen, la taxista y viuda en babuchas e Isabel, la de vida acomodada y tacos altos. Los hombres que rondan sus vidas: un cobarde, uno ya fallecido, dos que descubren la homosexualidad. (DPA)
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