Cuando en 1997 los policías Aguirre y Riquelme fueron conducidos por efectivos de las TOE al edificio de Tribunales para prestar declaración ante el juez Ivaldi Artacho, se vivió una tensa situación que desnudó parte de la interna policial y concluyó con el relevamiento de la cúpula de la Sección Robos y Hurtos de la Unidad Regional II. Momentos antes de que arribaran los imputados al edificio de Balcarce 1651, los por entonces jefe y subjefe de esa sección, comisario principal Arturo Ardaiz, y comisario José Caputti, se hicieron presentes ante el magistrado mientras otra decena de efectivos de la agrupación se apostaron en la puerta. Entonces, cuando la gente de las TOE quiso ingresar a los Tribunales con los detenidos fue insultada y amenazada por los compañeros de los apresados. Ello motivó que el titular de la fuerza especial de la policía, comisario inspector Víctor Sarnaglia, se dirigiera al ministro de la Corte Suprema de Justicia Roberto Falistocco para cuestionar el accionar de sus camaradas de armas. Así las cosas, fue el propio funcionario judicial el que puso paños fríos a la situación. Un día más tarde, el jefe de la policía santafesina, comisario general Jorge Luis Bordón, dispuso el relevo de Ardaiz y Caputti al considerar que "el personal que se cruce a la vereda de enfrente termina la relación conmigo y será puesto en manos de la Justicia". En tanto, el juez de Instrucción Carlos Triglia inició una investigación para deslindar las responsabilidades del altercado que se había producido frente a los Tribunales.
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