En Rosario la brecha del dólar que separa la compra y la venta suele ser más amplia que en la Capital Federal (unos 10 centavos más). La explicación podría orientarse a que el mercado, y por ende el volumen, es menor. Sin embargo, algunas teorías coinciden en que esa diferencia puede darse porque se considera al mercado local menos líquido y transparente. En rigor, es el mismo gobierno el que lo hace así: Están prohibidas las operaciones con cheques y es obligatorio otorgar datos personales en el momento de llevar adelante las transacciones de compraventa (número de documento, firma y nombre). "Este tipo de medidas terminan por meterle miedo al público", afirman ciertos analistas, quienes se atreven a expresar que "muchas negociaciones se realizan dentro de las cuevas". Si las circunstancias fueran diferentes y todo estuviera más canalizado, otra sería la situación. "Por ejemplo si sólo se permitieran transacciones en las casas de cambio", sostienen. Hay un dato clave que genera esa escasez de transparencia: La gente se acerca a los arbolitos y tiene temor en suministrar sus datos filiatorios. Además, es necesario tener en cuenta que al existir un menos volumen de transacciones y el mercado ser más chico, también la competencia es menor.
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