El jockey peruano Edwin Talaverano decidió volver a radicarse en su país natal, para intentar recuperar el liderazgo que supo tener en el hipódromo de Monterrico, ya que aquí quedó concluido hace meses el contrato que lo ligaba al haras La Pomme. Desde que finalizó su vínculo con la caballeriza de la familia Liberman, Talaverano esperó vanamente que surgiera alguna otra contratación importante, o que algún, o algún propietario de primer nivel lo tuviese en cuenta, y por ende le ofreciera un contrato parecido al que dos años atrás lo hizo afincarse en la Argentina. Si bien tiene compromisos de monta con varios cuidadores de nivel, no es lo mismo tener un ingreso fijo mensual que tener que vivir de las comisiones, lo que resulta muy desventajoso en la actual situación de la Argentina. La caída de la convertibilidad, que mantenía el dólar uno a uno con el peso, tampoco le conviene, del mismo modo que el achique en la bolsa de los premios en los hipódromos argentinos. Todas estas cosas influyeron en su ánimo, y la inminente despedida está prevista para el fin de semana próximo, ya que respetará los compromisos de montas que firmó hasta el miércoles venidero, pero no asumirá ningún otro. Además, el látigo incaico debe solucionar varios trámites particulares antes de abandonar Buenos Aires. Entre las 409 victorias sobre 2.682 actuaciones, 52 pertenecen a clásicos de Grupo, siendo la más trascendental, la obtenida con el crack Asidero, cuando se adjudicó el Gran Premio Carlos Pellegrini. Con la partida de Talaverano, dueño de un estilo propio -aunque parecido a su coterráneo Jacinto Herrera-, quedará un lugar para que otro colega asuma el rol de "jockey de la casa", de la prestigiosa ecurie de nuestro medio.
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