"El abuso sexual genera en los niños un sufrimiento psíquico terrible", afirmó la psicóloga Lucrecia Donoso. Según la profesional, cuando la práctica se torna habitual los niños manifiestan síntomas como ensimismamiento, distracción, pesadillas, ataques de pánico y malestares estomacales. "Aunque no exista penetración, las consecuencias son exactamente iguales a nivel psicológico. El niño es degradado y sometido a una sexualidad que no entiende, en la cual es pasivo y es un objeto del goce del otro, pero sí puede captar la violencia de la situación", agregó Donoso. A largo plazo, el abuso genera distorsiones de la sexualidad y de la imagen corporal, dificultades de aprendizaje y de relación, desconfianza, falta de autonomía y baja autoestima. "Al abusador le lleva bastante tiempo manipular al niño. Siempre trabaja con el miedo, lo degrada y lo hace sentir culpable", puntualizó Donoso. Por último, afirmó que el abuso sexual suele darse en familias donde existe violencia física o psicológica, se mantiene el secreto familiar ("los trapitos sucios se lavan en casa") y donde no hay diálogo. "No tiene nada que ver con lo económico. Se da en todas las clases sociales".
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