Tras una semana de postergaciones, el presidente Eduardo Duhalde firmó finalmente anoche el decreto 260/02, que dispone la liberación del mercado de cambios a partir del lunes. De ese modo, el gobierno decidió avanzar con un paso trascendental en medio de signos de convulsión que sacudieron durante los últimos días a los agentes económicos y al común de la gente, a medida que crecía la incertidumbre en cuánto a la evolución de la cotización del dólar. La divisa se movió ayer por encima de los dos pesos (entre 2,10 y 2,30) operando sólo en el mercado informal, ya que se cumplió la última jornada de feriado cambiario.
La liberación del mercado de cambios puso fin a un breve interregno de 30 días en el que coexistieron un mercado oficial, con el dólar a 1,40 peso, y uno libre, que en algunos casos superó los 2,30 pesos, tras doce años de mercado libre y casi once de convertibilidad uno a uno.
Aunque en horas de la tarde de ayer circularon versiones sobre una posible dilatación del feriado a la espera de una señal más fuerte del Fondo Monetario Internacional (FMI) en apoyo del plan argentino, fuentes gubernamentales confirmaron la firma del decreto presidencial poco después de que funcionarios de Economía arribaran a un acuerdo con los agroexportadores, quienes se comprometieron a pesificar las divisas de sus ventas en forma diaria. Ello significará el ingreso de unos 20 millones de dólares que el gobierno requiere con urgencia para tener un colchón que permita saciar la sed de los billetes verdes.
El embajador argentino en Washington, Diego Guelar, clamó ayer por una ayuda más explícita de los Estados Unidos. "Esperamos que la respuesta de nuestros amigos, de nuestros socios, sea rápida porque efectivamente Argentina necesita apoyo no a largo plazo sino con cierta inmediatez". Aunque el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, viajará el martes próximo a EEUU para buscar una respuesta a ese clamor, los signos que se leen desde la otra punta son lacónicos: el titular del FMI, Horst Köhler, dijo ayer que la reapertura del mercado libre de cambios es "un buen paso auspicioso" y anunció la predisposición del organismo para formular un programa económico "completo y sostenible".
En rigor, el Fondo cuestiona algunos artículos de la ley de quiebra aprobada por el Congreso que aún no fue promulgada, al plantear que se licúan deudas en perjuicio de la banca. La objeción fue admitida públicamente ayer por el presidente del Banco Central, Mario Blejer, quien agregó que desde el exterior se exige un "veto en parte o de toda la ley". Si bien también se señaló que que el ente multilateral criticaba al presupuesto por "inconsistente", Blejer aseguró que el FMI lo considera "presentable" aunque objeta previsiones gubernamentales para el "mediano plazo".
Antes de entrar a la era del dólar libre, el Secretario de Defensa de la Competencia llegó a un acuerdo con supermercadistas y proveedores para tener una tregua de remarcaciones en las próximas 48 horas, aunque el anuncio no lució demasiado consistente por lo efímero y porque las listas de precios ya volaron por las nubes con la incertidumbre de los últimos días.
A la pileta
La administración Duhalde se tiró entonces a la pileta del mercado libre con la intención de que la moneda norteamericana flote entre 1,50 y 1,60 pesos dentro del plazo de uno o dos meses, según planteó ayer Blejer. En el gobierno reina un gran nerviosismo sobre cómo evolucionará el mercado la semana próxima, al punto que el viceministro de Economía, Jorge Todesca, recomendó no prestar mucha atención a la evolución de la pizarra durante los próximos días. En las filas oficiales se sabe que si el dólar se dispara por encima de los tres pesos se podría desatar un proceso hiperinflacionario y pegarle un mazazo a la gestión, pero el gobierno confía en domesticar la presión desmedida sobre los verdes, a partir de algunos puntos: \* La escasez de pesos en el mercado.
* El nivel de reservas que maneja el Banco Central, por u$s 14 mil millones, que se verá fortalecido con el compromiso de los exportadores agropecuarios de ingresar las divisas por su ventas en forma diarias.
* El compromiso de los bancos de no vender dólares al público en Capital Federal y Gran Buenos Aires, y severos controles con declaraciones juradas para quienes vayan a comprar a casas de cambio.
* El BCRA reserva como un "secreto de Estado" su estrategia de intervención. No piensa comentar el momento en que intervendrá ni el monto que utilizará para calmar la escalada del dólar.
El Banco Central emitió ayer una normativa para dar sustento a la pesificación y al nuevo corralito, en una jornada caldeada por furibundas protestas de ahorristas frente a los bancos, que por la noche mutaron a un carnaval de protesta porteño y cacerolazos que hicieron retumbar los lugares paradigmáticos de las principales ciudades del país, incluido el Monumento.
Mediante esa normativa, la autoridad monetaria liberó las cuentas sueldo, estableció el nuevo cronograma de devoluciones y ampliaciones de los montos disponer en cuentas a la vista y brindó especificaciones sobre las excepciones para el corralito bancario (Ver página 7).