El gobierno ayer siguió intentando conseguir apoyo del Fondo Monetario Internacional al plan económico, antes de reabrir el lunes el mercado cambiario y dejar flotar libremente el dólar. Varios funcionarios del Ejecutivo pidieron públicamente esta semana al Fondo -que durante una década presentó a Argentina como un ejemplo de cómo se aplican las políticas neoliberales- no le dé la espalda al país en medio de esta severa crisis social y económica.
Por eso es clave la reunión que el martes en Washington mantendrá el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, con las autoridades del Fondo. El director gerente de ese organismo, Horst Kohler, anticipó el ayer que el FMI y el gobierno argentino trabajan en un plan "amplio y sustentable". En ese sentido, en Buenos Aires se espera que el fin de semana haya de parte del organismo financiero algún gesto que aceite la llegada de Remes el martes.
Por el momento, esa declaración de Kohler fue la primera respuesta oficial del Fondo después de que el domingo pasado Remes anunciara su plan económico, que pesifica todas las deudas y depósitos y libera totalmente el valor del peso frente al dólar a partir del lunes.
Otro de los puntos del plan del gobierno es reiniciar en un futuro cercano la renegociación de su deuda pública de más de 141.000 millones de dólares, según dijo el Palacio de Hacienda en un comunicado.
Entre las principales preocupaciones del FMI se cuentan el impacto en los bancos de la pesificación, y -según confió una fuente del ministerio de Economía- el Fondo tampoco cree que sea viable la meta de déficit fiscal de 3.000 millones planteado para este año.
El ministerio de Economía difundió un escueto comunicado del FMI en el que el organismo expresa que "la reapertura de los bancos y del mercado cambiario constituyen un gran paso hacia adelante". Firmado por Kohler, el texto expresa: "Recibo con beneplácito y considero como muy prometedora la visita del ministro Jorge Remes Lenicov del próximo martes. La reapertura de los bancos y del mercado cambiario constituyen un gran paso hacia adelante".
En tanto, Remes está elaborando con su equipo la estrategia que presentará ante el FMI. El ministro intentará suavizar las exigencias que impone el organismo para comenzar a analizar algún desembolso, que en principio tendría por finalidad engrosar las reservas del Banco Central para sostener la paridad cambiaria y evitar un estallido inflacionario.
Si bien el organismo reclamó la libre flotación de la moneda para comenzar a hablar del asunto -un punto que el gobierno admitió poner en marcha sin estar convencido- posteriormente agregaron a sus exigencias una lista de temas de difícil tratamiento inmediato como son la coparticipación federal de impuestos y el sistema tributario.
Sin embargo, el el Palacio de Hacienda dijeron que "en realidad no podemos ponernos a discutir una nueva coparticipación en medio de la crisis que tenemos ahora". Es más, Remes Lenicov piensa en plazos de casi un año, ya que cuando anunció la pesificación el domingo pasado, señaló que recién el 2003 el gobierno tiene previsto comenzar a analizar la reforma tributaria.
En la agenda del G-7
Por su parte, en la reunión de los ministros de Finanzas de los países miembro del Grupo de los Siete (G-7) que se está realizando en Otawa, Canadá, se escucharon voces de respaldo a la Argentina, y se anticipó que el país estará en la agenda junto a las problemáticas de Japón y Alemania, salvando las distancias.
El ministro de Finanzas de Canadá, Paul Martin, dijo que Argentina ha "tomado medidas positivas" hacia la superación de su crisis económica, aunque consideró que "todavía le falta mucho por hacer", e insistió en que el gobierno debe trabajar con el FMI para diseñar un programa que obtenga el respaldo del organismo.