Año CXXXV
 Nº 49.384
Rosario,
viernes  08 de
febrero de 2002
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Más de 2.000 personas se manifestaron frente a los Tribunales provinciales
Una protesta dijo "basta" a los crímenes impunes y la Corte Suprema
Exigieron que se aclaren las muertes en los saqueos y el juicio político a los magistrados

Jorge Salum / La Capital

"Basta, basta, basta". Apenas habían pasado las 12 del mediodía cuando más de 2.000 personas gritaron a viva voz la misma consigna frente a los Tribunales provinciales. Algunos eran militantes de distintas organizaciones, otros eran abogados y muchos simplemente ciudadanos indignados, vecinos del empobrecido barrio Las Flores, que por estos días están pariendo a un nuevo mártir: Claudio Lepratti, para ellos el Pocho.
Todos se movilizaron con el mismo propósito: exigir a la Justicia que castigue a los asesinos de gatillo fácil de siete ciudadanos, entre ellos Lepratti, en los episodios que desembocaron en la caída del ex presidente Fernando de la Rúa. De paso, exigieron el enjuiciamiento de los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y responsabilizaron por los asesinatos de aquellos días a las autoridades políticas nacionales y provinciales.
Hacía tiempo que frente a los Tribunales no se veía una movilización semejante. La Asociación de Abogados Laboralistas se había autoconvocado para pedir el juicio a los miembros de la Corte. Y los seguidores de Lepratti lo hicieron exigiendo justicia. Pero a todos ellos se sumaron la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, la Coordinadora de Trabajos Carcelarios, las Madres de Plaza de Mayo y militantes de todo el país que asisten en la Rural a un seminario de formación teológica, el mismo que tenía al Pocho como uno de sus más fervientes militantes.
El resultado fue un acto cargado de simbolismos, donde los discursos pasaron a segundo plano frente a gestos como unos panes compartidos por todos ("No olvidemos que Pocho trabajaba en un comedor escolar", recordó alguien) y un generalizado "abrazo por la paz". Hasta los policías que custodiaban la entrada de la gran manzana judicial fueron sorprendidos por los manifestantes, quienes se acercaron a ellos para compartir un trozo de pan y en algunos casos hasta para estrecharles la mano. La mayoría rechazó el gesto, pero hubo un par de agentes que se animaron y devolvieron el cumplido.
Todos pedían "juicio y castigo" a los asesinos de Lepratti y los otros seis rosarinos que murieron durante la represión de los saqueos. Pero además exigían Justicia para los responsables de los 30.000 desaparecidos y también para el modelo económico que "obliga a la policía a disparar contra el pueblo".
Hubo un claro mensaje para los jueces. "Acuérdense que ustedes también tienen un juez, y que están sometidos a la justicia de Dios y a la del pueblo", bramó alguien. Luego hablaron las hermanas de Lepratti y de Juan Delgado, otra de las víctimas del 19 de diciembre (de Catalina Delgado: "A mi hermano lo mataron mal"). La respuesta del resto fue contundente: "Asesinos, asesinos", gritaron. Y pidieron justicia hasta quedar afónicos.
A su turno, el presidente de la Asociación de Abogados Laboralistas, Vildor Garavelli, dijo que los miembros de la Corte de la Nación no deben renunciar sino que tienen que ser enjuiciados. Y Antonio Tesolini, de la Coordinadora de Trabajos Carcelarios, habló de ejecutores de los asesinatos ("Los que apretaron el gatillo") y de responsables políticos ("Los que dieron las órdenes"). "Todos deben pagar, no sólo los que apretaron el gatillo", exigió.
Al final, cuando todos los manifestantes decidieron abrazarse, hasta un par de jueces y funcionarios que espiaban desde el interior de los Tribunales parecían conmovidos. La desconcentración fue tan pacífica como el acto, pero todos prometieron volver a la espera de que se identifique, enjuicie y castigue a los responsables de los siete homicidios que desde Rosario engrosaron la tragedia argentina que tumbó a De la Rúa.



También se recordó a las víctimas del gatillo fácil.
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