Año CXXXV
 Nº 49.382
Rosario,
miércoles  06 de
febrero de 2002
Min 12º
Máx 24º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Una princesa y una ministro en el funeral

Fueron tres millares los asistentes al servicio fúnebre en memoria de Fadime en Uppsala, ciudad universitaria ubicada 64 kilómetros al norte de Estocolmo. Muchos siguieron el funeral desde sus hogares por TV. Suecia, un país que tiene una larga tradición democrática y de tolerancia hacia distintos estilos de vida, quedó en estado de shock por el crimen.
La princesa Victoria, que es aspirante a la corona sueca, y la ministro por la Igualdad de Derechos, Mona Sahlin, se unieron a las dos mil personas que estaban dentro de la catedral luterana de Uppsala, de estilo gótico y levantada en el Siglo XIV. Del lado de afuera los himnos y discursos eran seguidos por otras mil personas.
"No es bueno matar a una persona sólo porque quiere vivir a su juicio su propia vida", le dijo Reza Dehghani, un inmigrante iraní de origen étnico kurdo, al diario The Independent, de Londres. Dehghani siguió el funeral desde afuera de la iglesia.
El ataúd con los restos de Fadime fue llevado por seis familiares de la joven. El abogado de la chica, Leif Ericksson, dijo que la ceremonia religiosa luterana había sido un deseo de la chica, pese al carácter musulmán de su familia. Fadime, que estaba en Nueva York cuando ocurrieron los ataques del 11 de septiembre, había expresado entonces a una amiga que si moría deseaba un funeral en la iglesia donde finalmente lo tuvo.
Los kurdos, a cuya etnia pertenece la familia de Fadime, integran un grupo étnico originario de los territorios que hoy ocupan Turquía, Irán, Irak, Siria, Armenia y Azerbaiján. Son montañeses ganaderos de tradición trashumante provenientes de pueblos indoarios, parientes de los persas. Durante el siglo VII se fueron convirtiendo al Islam.
Como ganaderos y guerreros, los kurdos mantenían su carácter tribal y los jefes negociaban con turcos. Pero el foco de los conflictos era la creencia entre los kurdos de tener derecho a la posesión a las tierras de pasto y a saquear las aldeas por donde se desplazaban llevándose parte de las cosechas. Las poblaciones sedentarias que sufrían el ataque de los kurdos eran mayormente campesinos y comerciantes armenios de cultura cristiana. Lo que explica una historia conflictiva entre armenios y kurdos.
En Turquía se calcula que existen unos doce millones de kurdos, mientras seis millones vivirían en Irán, cuatro en Irak y ochocientos mil en Siria. La posibilidad de un Kurdistán independiente es impensable por la oposición de Irán, Turquía y Siria.


Notas relacionadas
Una chica kurda pagó con la vida su amor por un joven sueco
Diario La Capital todos los derechos reservados