Desde que se desató el incendio y durante todo el día, un grupo de mujeres con sus hijos en brazos se apostó en la puerta del comercio siniestrado. De a poco iban revisando los volquetes instalados en la puerta a los cuales se arrojaba la mercadería dañada en busca de un cochecito, alguna prenda o juguete que les pudiera ser útil para sus hijos.
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