Con un lujoso palacio en las afueras de Buenos Aires como telón de fondo, la comunidad holandesa en Argentina se vistió de fiesta ayer para celebrar la boda.
Alrededor de 600 invitados se congregaron temprano en la mañana en el elegante palacio Sans Souci, para seguir en directo por televisión los pormenores de la boda real, que mostró a una Máxima emocionada.
Varias de las mujeres presentes derramaron lágrimas cuando los recién casados dieron el já (sí en holandés).
"Me parece fantástico que una argentina se incorpore a la corona holandesa", confesó Piet Hermans, que con 53 años en el país es uno de los integrantes más antiguos de la colectividad holandesa en Argentina. Banderas con fotos de Máxima y el príncipe adornaban algunas de las mesas colocadas en la terraza del palacio, mientras en los jardines se podía sentir el humo proveniente del tradicional asado argentino, que fue elegido como menú para el almuerzo.
La argentina tiene ahora la corona de princesa de los Países Bajos y princesa de Orange-Nassau.
El color naranja en la solapa
Las mujeres presentes en el palacio Sans Souci no quisieron ser menos que las invitadas a la boda real y eligieron elegantes modelos para el evento, siempre con un toque de naranja adornando los atuendos y peinados elaborados en salones de belleza.
Varios hombres, por su parte, se vistieron de traje y usaron distintos accesorios de color naranja en la solapa, mientras algunos niños corrían por los jardines con coronas sobre sus cabezas con los nombres de la princesa y el príncipe Guillermo.
Sin embargo, la fiesta no contó con ningún representante del gobierno argentino, que prefirió no asistir debido a la fuerte crisis económica del país.
"Quisimos hacer algo austero por la crisis de Argentina", dijo el encargado de negocios de la embajada de Holanda en Buenos Aires, Coen Van Der Wolk, aunque pocos le creyeron al ver las características del festejo, en donde por un rato la difícil coyuntura de Argentina pareció quedar en un segundo plano. "Creo que Máxima puede darle un nuevo perfil a la monarquía con su juventud y su vitalidad", agregó Van Der Wolk en un perfecto español.
La fiesta comenzó a organizarse en septiembre y sus organizadores se preocuparon por no dejar ningún detalle al azar, dijo una de las promotoras del evento y presidenta de la Asociación Holandesa en Argentina, Jon Van Splunteren.
Luego de los aplausos de rigor tras el final de la boda religiosa, un coro cantó los himnos nacionales de Argentina y Holanda, seguidos por un spiritual negro y un clásico tango argentino.
La Embajada de los Países Bajos mostró además a través de un video los fuertes lazos entre ambos países, mientras los 81 periodistas acreditados, muchos de ellos de medios holandeses, seguían de cerca la fiesta.
En Argentina viven entre 1.500 y 2.000 holandeses. (Reuters)