"Igual que cuando se casó la hija de Cavallo, cuando los novios tuvieron que salir escondidos y llenos de huevazos", dijo la holandesa radicada en Rosario Johanna Tijdens (57). La comparación, un tanto exagerada, llegó mientras comentaban en la transmisión que el carruaje de oro donde pasearon Máxima Zorreguieta y el príncipe Guillermo Alejandro al salir de la iglesia fue impactado por una bomba de pintura. La mujer se pegó ayer al televisor, por eso no se le escapó un detalle de la ceremonia. Y también aprovechó para contar -de fuentes directas- algunas travesuras del príncipe cuando cursaba la secundaria.
Ayer se levantó muy temprano para seguir los pasos de la boda real, pero recién a las 10 vio el primer resumen televisivo de la ceremonia. Ese compacto no le bastó y quiso un replay, pero esta vez lo analizó con una mirada minuciosa. La Capital compartió con la mujer nacida en Holanda el desarrollo de los acontecimientos, y pudo comprobar que estaba al tanto de todo lo relacionado con la boda, la familia y las costumbres holandesas.
"Está hermosa", dijo la mujer después de detallar que el vestido fue confeccionado por el diseñador italiano Valentino. Para el príncipe, ahorró elogios: "Es el típico holandés, frío, introvertido y conservador", dijo para justificar la cara poco expresiva de Guillermo. La holandesa aprovechó para contar algunas costumbres de su país natal: "Allá todo es muy disciplinado y regido por un reglamento. Los latinos, por ejemplo, son mucho más desinhibidos".
"Qué bien que la hizo Máxima", pensaron muchos argentinos cuando la flamante princesa dio el "sí". Sin embargo, Johanna no coincidió con este pensamiento: "No creo que se haya casado por la plata -los 650 mil dólares anuales que le corresponden por ser esposa del príncipe-. No es fácil renunciar a una vida, tener custodia personal y adaptarse a la realeza, debe estar enamorada".
Una costumbre
Mientras las imágenes mostraban a los miles de holandeses que se concentraron frente al balcón del palacio real, Johanna comentó: "Pasa igual que cuando los argentinos se agrupan para ver a un artista o un cantante, es una cuestión de costumbres. Todas las bodas reales son similares, en realidad son para el público. Tienen que hacer el show porque el pueblo así se los pide", contó. Lo que a la mujer le sorprendió fue el tango que sonó durante la ceremonia.
Johanna formó su familia en Rosario, pero también dejó parientes en Holanda. Y justamente su sobrina cursó la secundaria con el hermano de Guillermo, por eso está al tanto de algunas travesuras del flamante marido: "Los dos príncipes iban a la escuela en bicicleta, siempre acompañados por un custodio. Y para zafar de la compañía tomaban cada uno un camino, cosa que el guardaespaldas no pueda seguirlos".
Johanna aseguró que el "pueblo siente un gran respecto por la nobleza, por eso espera que el casamiento esté acorde a las circunstancias". Ella aprobó la ceremonia, pero también dijo que fue "típica".