La crisis argentina y los cacerolazos de protesta en Buenos Aires llegaron ayer hasta Amsterdam, donde la carroza real en la que se encontraban los recién casados Máxima Zorreguieta y el príncipe heredero de Holanda Guillermo Alejandro fue repentinamente alcanzada por un objeto, quizás un huevo o un globo con líquido dentro, lanzado por un grupo de manifestantes.
El hecho ocurrió después de la ceremonia religiosa, cuando la pareja se estaba trasladando a bordo de la carroza desde la Nueva Iglesia donde se habían casado al palacio real. El suceso se desencadenó repentinamente. Todo iba muy bien, con miles de holandeses que gritaban y festejaban a la futura reina de Holanda cuando, en una calle antes de ingresar en una curva, la antigua carroza dorada pasó frente a un lugar donde se encontraba congregado un grupo de argentinos y holandeses, algunos de los cuales hacían sonar sus cacerolas. Con mucha puntería, uno de los manifestantes lanzó una bolsa plástica con pintura, que se estrelló precisamente en la ventanilla del lado de la carroza desde donde Máxima saludaba con la mano levantada a la gente.
De inmediato uno de los pajes que rodeaban a la carroza procedió a limpiar el vidrio. La carroza en ningún momento se detuvo y Máxima siguió saludando a la gente que la aclamaba por las calles de Amsterdam, en un mar de banderas y vestidos naranjas, el color símbolo de Holanda.
Según la policía, sólo una persona fue detenida por haber lanzado un proyectil contra la carroza real, y otras ocho fueron llevadas a las dependencias policiales por hallarse en estado de embriaguez.
El primer beso en público
Fue el momento más esperado por millones de holandeses entusiasmados con el enlace sentimental de su príncipe heredero, Guillermo Alejandro, con la argentina Máxima Zorreguieta: el primer beso en público que los flamantes esposos reales se dieron desde el balcón del palacio real de Amsterdam.
La escena amorosa desde el balcón del histórico palacio fue el momento culminante y final de la parte pública del casamiento de Guillermo Alejandro y Máxima, quienes se convirtieron en pareja real desde que estamparon ayer sus firmas en el acta matrimonial civil, en la antigua Bolsa de Comercio de Amsterdam.
Los príncipes recorrieron un trayecto de unos tres kilómetros en la Carroza Dorada, que tenía como punto de partida y destino final la plaza del Dam, donde se alzan tanto la Nieuwe Kerk como el palacio real. Veinte escuadrones militares, cada uno compuesto por cincuenta soldados, acompañaron a la pareja real durante su viaje por las calles de la capital holandesa en el carruaje tirado por seis caballos y provisto de vidrios a prueba de balas.
El recorrido del Carruaje Dorado, durante el cual la expansiva princesa argentina, rebosante de alegría, gozaba visiblemente de su enorme popularidad en Holanda, terminó en el palacio real, donde la pareja saludó desde el balcón, durante unos 15 minutos, al público.
El primer beso en público que se dieron Guillermo Alejandro y Máxima, seguido de varios más, todos apasionados, arrancaron ensordecedores gritos de júbilo entre los miles de eufóricos espectadores congregados en la plaza del Dam.
A continuación, los príncipes, llamados a convertirse un día en reyes de los Países Bajos, se retiraron para celebrar su boda en privado, en compañía de la flor y nata de la realeza europea, antes de dirigirse al destino secreto de su luna de miel. (DPA)