Nadie se presentó a la licitación del radar y nadie tampoco para la instalación del sistema de aire acondicionado y electricidad para el nuevo hospital de emergencias. El llamado para mantenimiento de alumbrado se sigue postergando y si se le preguntase a las empresas de residuos si harían ofertas en caso de que un concurso se abriera hoy responderían negativamente. La rebelión fiscal que existe en todos los centros urbanos -producto de una crisis sin precedentes- deja a las administraciones sin recursos, y los primeros que reciben el impacto son las contratistas que no cobran y los empleados de éstas que resultan despedidos. La mitad de los operarios de Malvicino (mantenimiento del alumbrado en el centro de Rosario) acaba de ser despedida adeudándosele diciembre, enero y el aguinaldo. ¿Alguien se ocupó de esos trabajadores? La Municipalidad contó durante 2000 y 2001 con 24 millones mensuales entre recursos propios y coparticipación provincial. En enero de este año esa cifra cayó a 14 millones y resulta que 11 son necesarios para pagar los sueldos. La crisis, gravísima, es sin embargo menor a la de Córdoba, Mar del Plata y la mayoría de los municipios del conurbano bonaerense. Pero igual: ¿qué les deparará este año, de persistir este cuadro en Rosario, a los proveedores, contratistas y empleados de éstas si nada más que un servicio -el de la basura- representa por mes 1,5 millón; otros 250 mil pesos el alumbrado y 150 mil los semáforos? Terrible panorama encerrado por un ingrato absoluto que los gobernantes argentinos, encargados de alterar todos los principios, no lograron sin embargo cambiar: el dinero no se estira. Daniel Leñini
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