Todo comienzo implica siempre un grado de ilusión. Barajar y dar de nuevo, de eso se trata habitualmente, más cuando hasta entonces las cosas no fueron del todo bien. Sin embargo, para dos de los clubes del ascenso de la ciudad que hoy reinician el campeonato con la meta suprema de salvar la categoría, más parece un camino de espinas que de rosas. A horas de la luz verde en la Primera B Nacional y la Primera B, Central Córdoba y Argentino se sumieron en una de las crisis más profundas de su historia, como una remake de lo que pasa en el país, aunque no todo se explique en esa coyuntura. El promedio acecha, la plata no está, tampoco los jugadores, hasta en un caso se fueron los técnicos y la pelota empieza a rodar...
No los salva ni Cristo
Decir hoy que Central Córdoba está descendido, seguramente no es un discurso arriesgado. Basta hacer un breve repaso a los despropósitos del ex presidente Eduardo Bulfoni para deshacerse del técnico Daniel Jozami a días del comienzo de la temporada y buscar de urgencia a Ricardo Palma. Basta recordar cómo se armó de apuro el plantel cuando era imprescindible reforzarse para evitar el descenso.
Basta repasar cómo se tuvo que ir el ex presidente Eduardo Bulfoni, por la ventana y sin que nadie más le creyera; basta mirar la desolación de hoy, con un puñado de gente remando contra una corriente muy fuerte, sin recursos, con inferiores descuidadas, con la mayoría del plantel entrenando solo en el parque Urquiza.
Santa Cruz, Celebroni, Aranzadi, Emmert, Aira, Santos, Medina, Paquez, Giacomini, Uranga, Pignata y Gallego ya no saben qué hacer para cobrar noviembre, diciembre, medio aguinaldo y ahora enero, el síndico a cargo del club, Santiago Pezza, tampoco sabe cómo pagarles. El regreso ayer de Fabián Cancelarich, tras su paso frustrado por Libertad de Paraguay, parece un cuento de otra historia.
Magros ingresos
Los 300 socios con los que cuenta el club generan un flaco ingreso de $3.000 que no alcanzan para nada. El único sponsor, Miga-Miga, ya le pagó al ex presidente Eduardo Bulfoni todo el año 2002 y esa plata se esfumó. La deuda del club, unos 500.000 pesos, no es para suicidarse pero pesa.
Mientras el 10 de febrero la lista Unica, con Pezza a la cabeza, seguramente ganará los comicios para intentar sacar a flote al club, hace algunas semanas un grupo de inversores rosarinos y porteños amaga con poner plata a cambio de porcentajes de jugadores de inferiores, y hoy a las 20 se reunirán con Pezza (después de observar el partido, donde jugarán varios juveniles) para tomar una decisión. Triste realidad esta de depender de alguien de afuera, que busca antes que nada su propio negocio, como tabla de salvación. Algo similar ocurre en Argentino.
Lo tan temido se hizo realidad en barrio Sarmiento. El grupo empresario, cuya cara visible era Jorge Castelli pero que en realidad tenía al presidente de Newell's Eduardo López detrás, dejó hace algunos meses de aportar plata y confirmó su retirada.
A comienzos de temporada Argentino eludió la inhibición que interpusieron ex jugadores salaítos provenientes de Newell's gracias a la ayuda de un importante dirigente rosarino y así pudo sumar refuerzos. Entonces inició el campeonato con todo para emprender la misma tarea que Central Córdoba, pero en la B, y con el mismo grado de dificultad: salvarse del descenso. Mientras el grupo inversor cumplía, el equipo respondía con una más que aceptable campaña, con perspectivas reales de lograr el objetivo. Pero ahora el panorama cambió.
Argentino hizo toda la pretemporada pero en las últimas semanas algunos jugadores se fueron abriendo para buscar otros horizontes, como Pablo Sampaoli. Y el caso más emblemático fue el de Diego Corman, quien no fue a entrenar porque no tenía ni para el colectivo y ayer se lo fue a buscar a la casa para completar los 8 profesionales para enfrentar a Merlo.
Un arranque sin dupla técnica
Como si esto fuera poco, la dupla técnica conformada por José Machetti y Oscar Craiyacich renunció a sólo dos días de reiniciar el campeonato, mientras otros profesionales decidieron seguirlo como Ayuso, Stachiotti, Vanadía, DelVecchio, Bodnar y Giuliani.
La semana pasada, este grupo empresarial prometió reanudar los pagos y cumplir los compromisos de saldar sueldos, cuyo atraso databa de octubre. Y hasta pagó la deuda de un jugador en AFA (De la Vega) para evitar que se vaya a jugar a Villa MItre de Bahía Blanca aduciendo la libertad de acción. Pero todo quedó en promesa y ya es un hecho que el vínculo económico se rompió.
La consultora Luratinvest, que comanda las inferiores desde comienzos del 2001 con un aporte no muy significativo, no se hizo cargo del fútbol profesional como alguna vez figuró en su proyecto y no lo hará ahora (es más, debe 3 meses de aporte y podría retirarse también) pese a que Sergio Barbieri, su hombre en el plano deportivo, dirigirá hoy la primera.
Casi sin socios y con un pasivo importante para un club sin ingresos, ahora los directivos buscan que el empresario rosarino Edmmond Addoumie, quien dirige el proyecto del club San José (este año debutará en primera en el Gobernador Molinas) y se había mostrado interesado en desembarcar en Argentino, vuelva sus ojos a barrio Sarmiento. También se contactó a un reconocido financista y a un dirigente del fútbol local.
Dicen que en su presentación como manager del proyecto a mediados de julio del año pasado, Jorge Castelli instó al plantel a dejar todo, a no medir esfuerzos porque con ello construían un futuro para ellos y sus familias. Y remarcó que él ya lo tenía asegurado gracias a eso. Hoy, a la distancia, a varios jugadores les pareció una tomada de pelo.
La Ciudad
