Año CXXXV
 Nº 49.377
Rosario,
viernes  01 de
febrero de 2002
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Audaz golpe de dos delincuentes en la tesorería del Británico
Armados pero sin violencia se robaron $22 mil de un sanatorio
Ocurrió a las 10.30, cuando el centro asistencial estaba a pleno. Redujeron a 5 empleados

Ariel Etcheverry / La Capital

No pegaron un solo grito, no lastimaron a nadie y salieron del lugar de una manera tan natural que ni siquiera llamaron la atención. Ocurrió ayer a la mañana. Dos delincuentes se presentaron en la tesorería del Sanatorio Británico (Paraguay entre Jujuy y Wheelwright), fingieron ser proveedores de la firma y cuando se ganaron el acceso a la oficina extrajeron sus armas y se apoderaron de 22 mil pesos en efectivo. Después atravesaron el amplio hall de ingreso, salieron a la calle y desaparecieron sin que nadie se enterara de lo que había sucedido hasta el momento en que aparecieron los policías del Comando Radioeléctrico.
Eran cerca de las 10.30. La tesorería del Británico se encuentra en un entrepiso al que se accede luego de cruzar por el hall de ingreso, girar hacia la derecha y subir una pequeña escalera que desemboca en ese sector. Desde la puerta de calle hasta esa oficina habrá unos 30 metros. El sector asaltado ayer está al comienzo de un pasillo delante del cual, unos pocos metros más adelantes, funciona una parte de los consultorios externos.
Es más, pegado a la tesorería hay un box donde una joven secretaria recibe a los pacientes que concurren a las consultas médicas en ese lugar. A la hora en que ocurrió el episodio todo el sanatorio estaban en plena actividad, pero por esas casualidades del destino, el pasillo donde está la tesorería estaba vacío y nadie transitaba por allí.

Jóvenes y tranquilos
Entonces aparecieron dos hombres jóvenes, uno sería de 18 ó 20 años y el otro apenas superaría los 30, según describieron los testigos. Vestidos con pantalones, remeras y con un par de bolsas de naylon en sus manos, los visitantes se arrimaron a la ventanilla y le dijeron a la secretaria que venían a cobrar de parte de una farmacia proveedora del sanatorio. De esa forma no tuvieron inconvenientes en atravesar la puerta vidriada que tiene un cartelito con la leyenda "Privado, por favor cierre la puerta".
Una vez adentro del recinto, los delincuentes esgrimieron sus armas. Según comentó el gerente del sanatorio, Héctor Utges, eran pistolas o revólveres que estaban escondidas dentro de bolsas de plástico. "No golpearon a nadie, sólos nos amenazaban, pero por suerte todo fue muy tranquilo", comentó el directivo. Los ladrones controlaron así a los cuatro o cinco empleados que había en el lugar, entre los cuales se encontraba el tesorero.
Al parecer, el dúo contaba con información precisa porque fueron directamente hacia el tesorero y le pidieron a él mismo que abriera la caja fuerte. De allí extrajeron entre 20 y 22 mil pesos que aparentemente sería el dinero destinado al pago de proveedores. Después hicieron tirar a todo el mundo boca abajo y les advirtieron que permanecieran en esa posición hasta que se fueran del lugar, ya que de lo contrario los asesinarían.
Cuando ya tuvieron el dinero en su poder, los maleantes huyeron por el mismo lugar por donde habían entrado. Es decir, salieron al pasillo y bajaron las escaleras sin ser vistos por la secretaria que tiene su box pegado a la tesorería. Cruzaron por el amplio hall de ingreso y supuestamente pasaron frente al puesto del telefonista. Cuando ya estuvieron en la vereda de calle Paraguay, se mezclaron entre la gente y nadie vio nada raro, ni siquiera los taxistas que tienen su parada allí ni el vendedor de diarios que atiende su puesto frente al sanatorio. El atraco les insumió escasos minutos.
Utges comentó que cada mañana cientos de personas entran y salen permanente del sanatorio. "Por aquí circulan proveedores, empleados, personas que vienen a visitar a la gente que está internada y pacientes que asisten a los consultorios. Tuvieron mucha suerte porque justo en el momento en que irrumpen los delincuentes no había ninguna persona en el pasillo", dijo el directivo.



Los ladrones entraron como cobradores de farmacia.
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