Año CXXXV
 Nº 49.377
Rosario,
viernes  01 de
febrero de 2002
Min 15º
Máx 28º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Boda real. Si bien plebeya, no se trata de una chica del montón
Máxima Zorrequieta no es una cenicienta
El príncipe de Holanda, al fin, no desafió las regularidades estadísticas ni las leyes sociales

Andrea Delfino (*)

Si bien es verdad que Máxima Zorrequieta será la primera mujer argentina en casarse con un príncipe heredero, el cuento de la cenicienta posmoderna se hace inmediatamente añicos cuando intentamos analizar la formación de la unión real desde una perspectiva sociológica.
Dentro del campo disciplinar de la sociología de la familia se conoce como homogamia la comprobada tendencia de hombres y mujeres a unirse a un compañero o compañera que pertenezca a su mismo entorno social. Esto supone que el libre albedrío en la elección del cónyuge se establece dentro de los límites de determinadas regularidades objetivas que se imponen a todos aquellos que entran en el juego del mercado matrimonial. Desde esta perspectiva, existen ciertos mecanismos sociales que regulan las prácticas o los comportamientos de los miembros de la sociedad relacionados con la elección del cónyuge.
La centralidad de esta argumentación en el estudio de la estructura de las sociedades está dada en que esta lógica de formación de las uniones constituiría uno de los mecanismos centrales de la reproducción de las relaciones de clase y de las relaciones de género.
Así, la familia de origen influye decididamente en el desarrollo de una estrategia y de una trayectoria conyugal a través de sus condiciones materiales y simbólicas de existencia. El doble juego de segregación de los espacios de socialización y de distribución social de las preferencias interiorizadas confluyen para operar esta lógica.
Si bien plebeya Máxima, no es una chica del montón. Nació en una oligárquica familia de miembros de la Sociedad Rural. Estudió en un colegio privado bilingüe del barrio de Olivos, el Northlands School, y economía en la Universidad Católica Argentina. Al terminar sus estudios viajó a Boston a continuar una maestría; este posgrado le terminó franqueando el ingreso al Deustche Bank de Nueva York.
Mientras vivía en Argentina, la hija del ex secretario de Agricultura del gobierno de Videla pasaba sus veranos en las aristocráticas arenas de Punta del Este. Ya instalada en Nueva York veraneaba con amigos en Europa. Fue, precisamente, en una fiesta en el viejo continente que se cruzó por primera vez con el príncipe heredero de la corona de Holanda.
Esto comprueba, una vez más, los análisis desarrollados por el recientemente desaparecido sociólogo francés Pierre Bourdieu quien establecía que las modalidades de encuentro con el otro se vinculan con formas de sociabilidad íntimamente ligadas al medio social de pertenencia, de manera tal que la elección del cónyuge se da dentro de grupos que son social, cultural y económicamente homogéneos.
Pero, según el mismo autor, la más segura garantía de la homogamia es la afinidad espontánea que aproxima a los individuos dotados de gustos semejantes, producto a su vez de una historia de condiciones sociales semejantes. Según se dijo en este caso, Alejandro Guillermo de Orange se enamoró de Máxima Zorrequieta con sólo una sonrisa; como contrapartida, la argentina nunca se atrevió a rechazar la invitación del príncipe a bailar.
Sin embargo, el papel determinante que la homogamia social juega en la reproducción de las relaciones de clase. Esta lógica tiene también un otro rol específico: mantener la asimetría en las relaciones de género.
El tipo de carrera elegido, el nivel de estudios alcanzado y la temprana incorporación al mercado de trabajo constituían hacia 1999 los elementos diferenciales de la trayectoria profesional de Máxima Zorrequieta. No obstante, todos estos elementos pueden se percibidos como indicadores de disenso respecto a un orden matrimonial en el que se espera de las mujeres un comportamiento “femenino” (cumplimiento subordinado de los roles de esposa y madre).
En efecto, Máxima fue obligada a renunciar a su trayectoria profesional y a dedicarse con grado de exclusividad a las actividades protocolares que le demandará su nuevo rol de “esposa de”, claro que por eso recibirá la nada desdeñable suma de 650 mil dólares anuales libres de impuestos. Asimismo, como mandan las leyes del ordenamiento sexual y las estadísticas europeas modernas se verifica en la edad de los cónyuges reales una diferencia no mayor a los cuatro años, favorable al varón.
En fin, más allá de los cuentos de hadas pasibles de ser contados, estamos en presencia de una pareja que no se atrevió a desafiar prácticamente ninguna de las regularidades estadísticas, ni de las leyes sociales.
(*) Socióloga, consultora de Género y docente de la UNR



La argentina proviene de una caracterizada familia porteña.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
El "príncipe cerveza"
Diario La Capital todos los derechos reservados