Año CXXXV
 Nº 49.376
Rosario,
jueves  31 de
enero de 2002
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Con cena y baile, arranca el festejo de la boda real holandesa
Máxima y el príncipe Guillermo Alejandro recibirán a sus invitados en el Palacio de Amsterdam

A días de la boda real el próximo sábado, en Holanda crece la expectativa por el casamiento del príncipe Guillermo Alejandro y la argentina Máxima Zorrequieta, que estará rodeado de imponentes medidas de seguridad y vigilancia. Hoy comenzarán los festejos oficiales del enlace, con una cena y un baile en el palacio real de Amsterdam, en la que los futuros reyes de Holanda recibirán a sus invitados.
Entre los allegados a Máxima, que estarán junto a la argentina en el momento más feliz de su vida, se encuentran sus dos íntimas amigas, Samantha Deane, quien viajó a Amsterdam desde Londres, donde vive y trabaja, y Valeria Delger.
También acompañarán a Máxima su hermana menor, Inés; su hermano mayor, Martín, y su madrina, Marcela Cerruti, la menor de las hermanas de su madre, así como el padre Rafael Braun, un sacerdote jesuita amigo de la familia y que será el encargado de leer algunos versículos del Evangelio durante la ceremonia.
La presencia de amigos y familiares ayudarán a Máxima a sobrellevar la obligada ausencia de sus padres, Carmen Cerruti y Jorge Horacio Zorrequieta, cuestionado por su actuación como funcionario durante la dictadura militar de Jorge Rafael Videla.
Para remedar la forzada ausencia de sus progenitores, Máxima hablará con ellos por teléfono durante el transcurso de las dos ceremonias -boda civil y ceremonia religiosa en la catedral de Nieuwe Kerk- aunque eso implicará detener el protocolo.
"No sé en qué momento exacto voy a llamarlos, no quiero que las emociones me impidan disfrutar del día, pero deseo hacerlo", dijo Máxima días atrás en una charla informal con un grupo de niños holandeses en un programa infantil.

Los nervios del príncipe
En el mismo programa, en el que los niños juegan a hacer de periodistas, Máxima y Guillermo reconocieron estar nerviosos ante la llegada del gran día. "A veces no puedo dormir pensando en todo lo que falta por hacer", confesó el príncipe. Y es que los días previos al casamiento se han convertido en un auténtico maratón para los prometidos que, incansables, atienden todos los compromisos previos al enlace.
En la organización de los preparativos, Máxima cuenta, sin embargo, con una ayuda de excepción: su futura suegra, la reina Beatriz de Holanda, con quien mantiene una magnífica relación y que le ha ayudado a ultimar los detalles nupciales.
La reina no sólo compartió con su futura nuera uno de sus broches -que Máxima lució en una reciente cena con el gobierno holandés- sino que la asesoró en la elección de su vestido de novia, diseñado por el modisto italiano Valentino.
Los otros preparativos tienen que ver con las férreas medidas de seguridad que serán adoptadas para la ocasión.
Es probable que pocos holandeses puedan ver directamente a la pareja, si bien unas 50.000 personas se instalarán en las engalanadas calles del recorrido real para ver pasar la carroza de oro y saludar con fervor a los novios.
Desde hace días, un ejército de operarios trabajan sin descanso en las inmediaciones de la catedral de Nieuwe Kerk, descargando y colocando las silla retapizadas y los demás ornamentos para la decoración interior del templo.

Extrema seguridad
Pasado mañana, los locales, negocios y restaurantes situados en las inmediaciones estarán cerrados, mientras todos los huéspedes de los hoteles cercanos han sido investigados por la policía holandesa.
Igualmente, la policía sometió a una exhaustiva investigación los antecedentes de los 1.250 periodistas que fueron acreditados para cubrir el evento, aunque sólo una parte reducido de ellos podrá asistir de cerca a las diferentes ceremonias.
Tanto la boda civil como la ceremonia religiosa se realizarán pasado mañana. La primera se celebrará en el edificio de la Bolsa, en el centro histórico de la ciudad, y la segunda en la iglesia situada a pocas cuadras de distancia.
Aunque a Máxima se le permitió seguir siendo católica, la boda se celebrará bajo el rito de la Iglesia Reformada Holandesa, descartada ya la idea del matrimonio mixto. (Ansa)



Holanda se está vistiendo de naranja para la ceremonia.
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