Año CXXXV
 Nº 49.375
Rosario,
miércoles  30 de
enero de 2002
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La irremisible palidez de Punta del Este
El lujoso balneario uruguayo padece las consecuencias del corralito argentino y la dolarización de los precios

El balneario uruguayo Punta del Este luce demacrado en la actual temporada del verano austral. La baja, casi a la mitad, del ingreso de turistas procedentes de Argentina en lo que va de enero es la cara más visible del coletazo que la honda crisis económica le ha asestado al pequeño Uruguay, tan dependiente del turismo como de su tradicional producción ganadera.
Muchos argentinos, atrapados en el corralito debieron olvidarse este año de sus vacaciones tanto en Punta del Este como en otros balnearios de la costa uruguaya. Además del corralito, a los argentinos los golpeó también en días recientes una fuerte devaluación del peso.
"Yo vine porque me encanta este lugar, a donde vengo desde que era niño, y (porque) estoy un poco fuera del corralito debido a que tenía una cuenta (bancaria) fuera de Argentina. Pero los precios aquí nos están matando", dijo un abogado de 35 años que llegó a pasar unos días junto a su esposa y sus dos hijas.
En Uruguay y en especial en Punta del Este, a donde acuden en menor medida turistas de alto poder adquisitivo europeos y de países cercanos como Brasil y Paraguay, la mayoría de los precios están indexados en dólares.
Los argentinos que salían a veranear fuera de su país ni pensaban en eso hasta el verano pasado, cuando regía en Argentina la convertibilidad que desde 1991 ató el peso al dólar en relación de uno a uno.
Pero la ilusión terminó y la acelerada pérdida de reservas que sufrió Argentina el año pasado hizo insostenible el sistema, que derivó en enero en una fuerte devaluación del peso que obligó a Uruguay a tomar una medida similar.
"Lo de Argentina está haciendo estragos aquí. Los que se animan a venir piden rebajas en los alquileres. Uruguay todavía no se dio cuenta cuánto lo va a afectar esto", dijo Luis Sader, propietario de una de las principales y más antiguas inmobiliarias del balneario.Sader, coincidiendo con otros comerciantes y hoteleros, estimó que la demanda por alquileres este verano es 50 por ciento menor que el verano anterior.
Y vaticinó que las pérdidas de la temporada, que se extiende de mediados de diciembre a fines de febrero, serán tan graves como las que causó el año pasado un brote de aftosa que paralizó las exportaciones de carne, por las cuales Uruguay recibió en el 2000 ingresos por 370 millones de dólares. (Reuters)


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