Fernando Gabrich / La Capital
No va a haber grandes cambios". La frase lanzada por Juan Manuel Llop después del triunfo de Newell's con Unión grafica claramente que el Newell's versión 2002 está listo para salir al ruedo. El esquema táctico parece invulnerable a modificaciones. Y en cuanto a nombres... la cosa parece juzgada. En síntesis, está el libreto y están los intérpretes, sólo falta lo más importante: el debut oficial. La propuesta de Llop suena atrevida. El técnico tomó el receso para corregir errores y modificó, en cierta manera, el planteo del torneo Apertura. ¿Los cambios? No son muchos, pero sí más elocuentes. Este Newell's tiene un dibujo más agresivo. Del 3-4-2-1 o 3-4-1-2, se pasó al 3-3-2-2. Y la fórmula hasta el momento suena prometedora. En defensa los nombres se mantienen. Vojvoda, Grabinski y Crosa son los elegidos para darle solidez a la marca. La única variante que puede ocurrir allí es que Cristián Grabinski no llegue en la mejor forma física al partido con Boca (ver aparte) y en ese caso, el puesto lo podría ocupar el pibe Leandro Fernández, quien lo suplantó en los amistosos y dejó más que conforme al entrenador. El punto clave de este Newell's pasa por el mediocampo. Allí es donde Llop se juega la carta del triunfo. Ponzio, a diferencia del pasado torneo, dejará el puesto de volante central y pasará a correr por derecha como lateral volante. El elegido para ser el equilibrio en el centro será Diego Bono. Una tarea nada fácil que hasta ahora parece bien resuelta. A su vez, por izquierda la función de marca y llegada la tendrá Leandro Grech. Este esquema dio buenos resultados en los amistosos porque Ponzio tiene más ímpetu que Damiani (fue quien cumplía esa función en el torneo anterior) para pasar al ataque, mientras que Grech se presentó como una carta alta para desbordar por su sector. Claro, los hombres en la mitad siguen. Delante de los tres gladiadores se ubican dos talentosos: Maxi Rodríguez y Julio Saldaña. Los dos tienen la función de generar juego y por eso rotan constantemente en busca del balón. Adelante el tema parece definido. Rosales es número fijo. Y si bien se seguirá tirando unos metros atrás para armar juego con Rodríguez o Saldaña, su objetivo para este 2002 parece que está puesto un poco más adelante: abastecer al Potro Gigena. Precisamente Rubén Darío Gigena es otra de las apuestas fuertes de Llop. El alejamiento de Nicolás Pavlovich (el nueve sabía a la perfección el libreto rojinegro), obligó al técnico a trabajar en la pretemporada para que el delantero de Bahía Blanca se adapte a lo que él pretende. Por eso, este Gigena parece otro delantero. A su fuerza y buen cabezazo ahora le agregó una cuota más creativa. Entiéndase por esto, bajar unos metros, aguantar la pelota y descargar para la entrada libre de los mediocampistas. Así las cosas, Newell's parece definido de cara al debut oficial. La propuesta se vislumbra enriquecedora. Y los nombres -salvo una venta de última hora- están casi definidos. "Tácticamente los jugadores entendieron el mensaje. Eso sí, hay que seguir corrigiendo errores", dice Juan Manuel Llop. La táctica, esa a la que el técnico se refiere, sufrió pequeñas modificaciones que tienden a perfeccionarla. Newell's pretende ser un equipo compacto, con garra, creación y gol. Un planteo que puede resultar complicado, pero sin dudas, ambicioso y gratificante para los tiempos que rigen.
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