El presidente Eduardo Duhalde le pidió a la gente no "creer que los problemas se solucionan haciendo líos o barullos" y se diferenció de sus antecesores al asegurar que "este gobierno está protegiendo los intereses por los cuales se movilizan" los ciudadanos, por ejemplo, durante los cacerolazos. Duhalde salió al cruce de "algunos comentarios" que hablan de que el gobierno no tiene claridad. "Tenemos un rumbo, y la gente debe saberlo. El rumbo que tenemos es la Argentina productiva", aseveró. En ese contexto, intentó mostrarse seguro y aplomado al señalar que "si hay algo que me ha caracterizado es que no le saco el cuerpo a la pelea, a la lucha y, además, que enfrento la verdad por dolorosa que esta sea". Duhalde dejó en claro que es "un ave de paso que está por dos años. El compromiso es dejar un país en marcha y más justo para todos los argentinos". En una suerte de descripción de su gestión, el primer mandatario dejó en claro que "en tres semanas no podemos, y nadie en su sano juicio pensará que vamos a poder, resolver los problemas que nos vienen acosando hace décadas y que estamos de mal en peor". "Pasaron tantas cosas en este último tiempo que muchas personas perdieron la percepción de que solamente tengo 25 días en ejercicio del gobierno. Repito, 25 días", enfatizó. Duhalde no omitió hacer alusión a los cacerolazos que provocaron la caída de los gobiernos de Fernando de la Rúa y Adolfo Rodríguez Saá, y que se realizaron en dos oportunidades durante su gestión. "El país ha vivido protestas en las calles, algunas legítimas algunas no tan legítimas; pacíficas unas, violentas otras. Y si bien entiendo el sufrimiento y el sentimiento popular, pido cuidado, porque nuestro dolor no puede generar una tragedia aún mayor", aseguró el presidente. "Le digo a la gente que desde diciembre no está aquel gobierno que necesitaba que el pueblo haga barullo para escucharlo. Y tampoco lo escuchaba...", agregó, en alusión a De la Rúa. Recordó, sin embargo, que "los países no toleran la anarquía" y, por eso advirtió: "No caigamos en la tentación de creer que los problemas se solucionan haciendo líos o barullos: se solucionan cuando tienen un gobierno como pretende ser el mío, atento a las necesidades de la gente. Estamos intentando hacer un gran cambio, pero sin sangre y sin sobresaltos".
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