El presidente Eduardo Duhalde aseguró que el gobierno no tolerará más maltratos a clientes bancarios y prometió el anuncio de un plan económico en los próximos días. Horas después del masivo cacerolazo que se realizó en las principales ciudades del país, el jefe del Estado pareció haber tomado nota de los reclamos populares y está barruntando la posibilidad de introducir nuevas flexibilizaciones al corralito bancario. Uno de los participantes del encuentro que el primer mandatario mantuvo ayer con sus principales colaboradores realizó un descarnado análisis, en el que le advirtió al propio Duhalde que si el gobierno "no tira algún lastre, se puede llegar a hundir".
"Teníamos mucho miedo. Cuando fijamos en 1.40 peso el cambio del dólar mucha gente decía que se venía la hiperinflación, pero ya estamos llegando al mes de este cambio y la inflación no va a superar el 2 por ciento", subrayó el jefe del Estado (ver página 10).
Al inaugurar un ciclo de comunicación que se emitirá tres veces por semana por Radio Nacional, el presidente aprovechó la oportunidad para arremeter nuevamente contra el sistema financiero y se quejó del tratamiento que algunos bancos le ofrecen a sus clientes. "Los bancos les dieron un tratamiento vergonzoso a sus clientes, y eso el gobierno no lo va a tolerar más", afirmó.
El escarmiento
Inmediatamente advirtió que "los bancos que no sigan las reglas de flexibilización serán sancionados". y lanzó una fuerte amenaza: "La próxima semana, si siguen tratando mal a la gente, ya van a tener novedades nuestras".
Duhalde rechazó las críticas que sostiene que su gobierno no tiene rumbo y aseguró que "en los próximos días vamos a presentar un nuevo plan económico". Al respecto, señaló que el Ejecutivo está trabajando "con los mejores especialistas del mundo" y remarcó que "tenemos muy pocas posibilidades de equivocarnos porque la crisis de la Argentina es una situación límite".
Duhalde indicó que el gobierno está abocado en pleno a confeccionar el proyecto de ley de presupuesto nacional y reveló que suspendió todos los encuentros programados para esta semana a fin de dedicarse a este tema.
Con referencia al corralito, insistió en la necesidad de "ir con mucho cuidado desactivando esa bomba, porque si esa bomba explota no solamente no va a cobrar un peso la gente que confió en el sistema bancario argentino sino que es muy posible que todo nuestro proceso productivo sufra un retroceso de años".
El jefe del Estado dijo que se "trabaja para que de la mejor manera posible podamos defenderle sus ingresos (a la gente), es decir, para que no pierda el valor adquisitivo y para que lo más rápidamente posible podamos estar solucionándole el problema".
En ese aspecto, otras fuentes insinuaron en que el gobierno analiza "soltar" una de las mochilas que generan reclamos en la sociedad, o bien "desprenderse de todo un poquito" para descomprimir el malhumor social que quedó patentizado en el cacerolazo nacional.
"Hay que jugar fuerte, si no la crisis nos puede llevar a todos", le advirtieron ayer en Olivos al mandatario, quien estaría dispuesto a avanzar en la resolución de temas vinculados con una fuerte reforma política y eventuales nuevas flexibilizaciones al corralito financiero. El gobierno espera consensuar esta semana con los gobernadores el proyecto para reducir el gasto político, lo que les permitirá a las provincias disponer de mayores recursos para la asistencia social, además del compromiso del presidente de garantizar, aunque sea en bonos, el piso de la coparticipación.
El proyecto que elaboran en el gobierno nacional podría estar listo entre mañana y pasado, para luego ser analizado con los gobernadores.
Duhalde propondrá "convenios marco con las provincias para fijar límites en el gasto político según las carcterísticas de cada provincia y para que cada una decida su propia reforma", según adelantó La Capital el domingo pasado.
El objetivo del acuerdo federal para reducir el gasto es lograr transparencia, definir un techo presupuestario y delinear una reforma electoral que apunte a modificar la lista sábana y crear el sistema alternativo, entre los que se estudia el conocido como de tachas.
Mientras las sombras comenzaban a caer sobre la Residencia Presidencial, algunos de los ministros que ganaban la calle dejaron caer la preocupación del gobierno en salir de la encerrona política y económica. "Ahora hay que apretar el acelerador a fondo", describió un funcionario como si los ecos del cacerolazo aún no hubiesen terminado.